Los laboristas israelíes ya no rechazaran la creación de un Estado palestino
Hoy por tí, mañana por mí. Simón Peres aplica al pie de la letra la política del toma y daca. Después de la histórica decisión del Consejo Nacional Palestino (CNP) de derogar el pasado miércoles las cláusulas de su Carta Magna referentes a la destrucción del Estado judío, el primer ministro israelí presidió ayer el congreso extraordinario del Partido Laborista que eliminó de su programa los artículos en contra de la creación de un Estado palestino.
El voto favorable del Parlamento en el exilio palestino ha llegado como un rayo de optimismo para Peres, en el sombrío panorama político creado por la operación militar en Líbano: rebate los argumentos de los conservadores del Likud sobre la sinceridad de las intenciones del líder de la OLP, Yasir Arafat, y permite fijar a principios de mayo el inicio de las conversaciones sobre el estatuto final de la autonomía palestina. La nota discordante la dieron los fundamentalista de Hamás, que han prometido seguir con los atentados suicidas.El cambio de la Carta palestina había dejado de ser un debate entre Arafat y su oposición para convertirse en un argumento electoral de los conservadores del Likud, una "prueba de confianza" que debía pasar el líder palestino. Al acelerar la decisión del CNP, Arafat se convirtió prácticamente en un militante más de los laboristas en su campañía para las elecciones del próximo 29 de mayo. "Ideólógicamente es. el cambio más importante en las relaciones entre israelíes y palestinos de estos 100 años. Muestra que podemos contar con ellos", enfatizó un Peres agradecido poco después de conocerse la votación.
El primer ministro israelí respondió ayer con otro cambio ideológico: el del programa de su partido, que ya no incluye ninguna oposición a la existencia de un Estado palestino, aunque fija sus límites. Reafirma 4a soberanía israelí sobre ciertas partes de Cisjordania, como el valle del Jordán y los alrededores de Jerusalén, capital indivisible de Israel; mantiene los asentamientos y niega el derecho al retorno de los refugiados palestinos. El presidente de la OLP, Yasir Arafat, se felicitó del levantamiento del veto laborista a la creación del Estado palestino.
Después de poner corno condición previa y sine qua non el cambio de la Carta para seguir ahondando el proceso de paz, Peres debe ahora cumplir con su parte del trato. En el Ejército se da por seguro el repliegue parcial de sus tropas de Hebrón, la última ciudad cisjordana bajo control militar israelí antes de las elecciones. Una evacuación se debía haber llevado a cabo en marzo pasado pero se retrasó tras la ola de atentados de Hamás El primer ministro israelí también tiene la intención de marcar con una gran ceremonia el inicio, el próximo 4 de mayo, de las conversaciones sobre el estatuto final de la autonomía palestina.
El Likud se ha quedado ahora corto de argumentos. Peres, la paloma, se comporta como un halcón con libaneses y palestinos. Su líder, Benjamín Netanyahu, acogió la modificación de la Carta como un "paso positivo", pero pidió que el nuevo texto reconozca, explícitamente a Israel y la existencia del sionismo. Bastante más tajante fue Beny Katsover, uno de los líderes de los colonos (le Kiryat Arba, el asentamiento más fanático de Cisjordania: "Es un truco para anestesiar a la opinión pública israelí".
En contra o a favor, la histórica decisión palestina desplazó en las portadas de los periódicos las noticias sobre Líbano. "Aunque sabemos que esto no implica que el mundo, árabe deje de odiarnos, ni pida nuestra desaparición, la derogación de estos artículos debe ser acogida con satisfacción", comentaba en su edición de ayer el diario de mayor tirada Yédiot Aharonot.
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