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Javier Tomeo: "Los hombres que rompen las normas no interesan"

El autor habla de la represión de los sueños en 'La máquina voladora'

"El hombre que quiere ser un poco innovador y romper las normas no interesa". Esta frase de Javier Tomeo puede servir de tesis a su último libro, La máquina voladora (Anagrama), presentado ayer en Barcelona. En él, con vocación de intemporalidad, Tomeo presenta a un reo en el momento de ser juzgado por un tribunal de la Santa Inquisición porque ha acariciado una vieja ilusión del hombre: el sueño de poder volar. El escritor sostiene que las personas como este reo, con ideas poco convencionales, "eran incómodas en la época de Galileo, lo fueron en los siglos XVI y XVII y lo siguen siendo ahora".Javier Tomeo asegura que la elección del tema de La máquina voladora no fue algo premeditado-. "Nunca escojo los temas, no escribo a partir de un acontecimiento determinado. Escribo a base de automatismos y de aparentes salidas de tono", afirma. Respecto a las características de su última novela, el autor indica que en ella están presentes todas sus constantes literarias: "Un poco de humor, algo de absurdo y una crueldad aparentemente gratuita". Y, como no podría ser de otro modo en alguien que opina que escribir es "un proceso alquímico hacia una perfección imposible de alcanzar", el resultado es fruto de una numerosa sucesión de retoques y modificaciones. "Yo no sufro escribiendo, sufro retocando, y he retocado esta obra 58 veces", dice.

En la obra pueden encontrarse diversos anacronismos que el propio autor se encarga de desvelar: habla, entre otras cosas, de la aerodinámica y de la dimisión, para añadir a renglón seguido que ni la una ni la otra existían en la época en que transcurre la acción. "Lo que he pretendido con este recurso es sacar la historia de la época en la que ocurre y decir que podría suceder en cualquier momento", afirma.

La máquina voladora no alcanza las 170 páginas. Tomeo justifica esta brevedad diciendo que "hoy en día no hay tiempo para leer una novela de 500 páginas", y se define como practicante de la economía de lenguaje. "Usamos demasiada palabrería, somos demasiado pirotécnicos y no viene a cuento enrevesar la historia", sentencia.

En su última novela Tomeo ha incluido diversos referentes teatrales, algo que explica diciendo: "Es un reconocimiento al hecho teatral, que me ha marcado durante tantos años. En esta etapa de mi vida estoy respirando aroma de teatro". Aunque asegura que no ha escrito La máquina voladora pensando en que fuera a representarse se muestra convencido de que probablemente la obra acabará por ser llevada a los escenarios. En la actualidad, según recuerda, cinco textos suyos están siendo representados en diversos teatros de España y Europa.

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