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LA LIBERACIÓN DE ALDAYA

"Ahora somos más fuertes y humanos"

Los empleados de Aldaya sienten un legítimo orgullo en su vuelta a la normalidad

Aunque era lunes, al mediodía, la pancarta "José Mari, zurekin batera, estamos contigo" permaneció ayer enrollada en un rincón del almacén.Por primera vez en once meses, los 16 trabajadores de Alditrans no realizaron el paró simbólico y la habitual concentración a la puerta de la empresa. Tampoco se dejaron ver los no menos habituales vociferantes contramanifestantes del sindicato LAB.

Los de Alditrans trabajaron ayer de firme, como siempre, pero llevaban la alegría escrita en la cara y sus actitudes mostraban un alivio inmenso, una gran relajación. Volvieron las bromas y las risas ruidosas a la firma, sólo que ahora la plantilla participa de un legítimo orgullo colectivo.

Para ellos y para sus familias, éste es el final de una experiencia traúmática que, en sus propias palabras, les ha hecho sentirse "más fuertes y más humanos"; el de un protagonismo adquirido forzosamente en la defensa de la vida de un "amigo, compañero y jefe"; el de una etapa muy dura; de trabajo, compromiso y renuncia voluntaria a las vacaciones, en la que, de forma unánime, sin que afloraran jamás las diferencias internas, han añadido a su jornada laboral muchas horas de movilización y protesta restadas al ocio y a la vida familiar.

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Durante este tiempo, con el lazo azul en las solapas, han participado en unos 180 actos públicos arropando siempre a los hijos de José María Aldaya, Oscar e Idoia, compañeros también en la empresa.

Dicen que han aprendido muchas cosas sobre la solidaridad humana y que se sienten más unidos que nunca; que éstas pueden ser sus mejores armas para encarar un futuro laboral que suponen complicado por el pago del rescate. "Aunque el miedo a perder el empleo está presente, nosotros confiamos mucho en la capacidad de iniciativa de José Mari, en su carácter emprendedor", advierte Enrique Cercadillo, el portavoz de la plantilla.

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Las pancartas, desgastadas por el tiempo, y el calendario que ha ido dando cuenta inexorablemente de los 341 días de secuestro han sido ya retirados de la fachada de Alditrans, pero el lazo azul, testimonio de la lucha por la libertad, sigue ahí. Ahora, en solidaridad con José Antonio Ortega, el funcionario también hecho cautivo por ETA.

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