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MONUMENTAL DE BARCELONA

La luz de una faena

Fue una novillada de la que se vio de todo, desde lo espectacular hasta lo pueblerino, pasando por lo emotivo. Sin embargo, la luz del auténtico toreo no apareció hasta la lidia del último novillo, cuando ya anochecía. Mérito al debutante Antonio Ferrera, que ya había lanceado de salida y en quites con muy buenas maneras. El novillo tuvo movilidad y transmitía emoción, a pesar de un ligero cabeceo y de algunos amagos de rajarse hacia el final. Ferrera le hizo una bonita faena, muy toreros los principios por bajo, en la que toreó con temple y ligazón. Faena serena y bien construida, rematada con floridos adornos. Tenía el trofeo bien ganado, pero un pinchazo, una estocada que asomaba y tres descabellos, lo dejaron todo en una aclamada vuelta al ruedo.Al tercero, también con movilidad, pero algo suelto, Ferrera lo muleteó con decisión, pero con regular temple.

Lupi / Pacheco, Sánchez, Ferrera

Novillos de José Samuel Pereira Lupi, bien presentados y de juego desigual; destacaron 5º y 6º.Carlos Pachecho: petición y dos vueltas; silencio. Tomás Sánchez, ovación; vuelta. Antonio Ferrera, silencio; vuelta. Los dos últimos, nuevos en esta plaza. Plaza Monumental, 14 de abril. Un cuarto de entrada.

Carlos Pachecho ya sabe lo que es triunfar en esta plaza, aunque ayer no pudiese hacerlo. Lo mejor, su excelente estocada al novillo que abrió plaza, que llegó muy entero y encastado al último tercio y con el que no consiguió centrarse. Una muestra de su decisión fue que lo había recibido con cinco faroles de rodillas de salida.

El cuarto fue el garbanzo negro del encierro, manso y reservón, que saltó al callejón nada más salir al ruedo. Y claro, con ese pozo seco de bravura, era imposible sacar el agua del lucimiento. Cuando dobló el novillo, se cortó la coleta el buen subalterno Miguel Valenzuela Viruta, en medio de una ovación.

El segundo novillo no se dejó picar, lo banderillearon a dúo y con poca fortuna Sánchez y Ferrera y llegó a la muleta corto de arrancada y mansurrón. Tomás Sánchez recurrió al efectismo para la galería. En el quinto protagonizó un tercio de banderillas espectacular. El novillo fue extraordinario, bonito de lámina y al que dieron fuerte en tres varas, llegando a la muleta con buen son. Sánchez comenzó la faena con gran decisión, pero algo embarullado. Sufrió una voltereta y ahí perdió los papeles, recurriendo a un trasteo pueblerino, que no era lo que merecía el novillo.

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