Augusto Roa Bastos novela la realidad con 'Madama Sui'
El escritor paraguayo vaticina un futuro más equilibrado con la mujer en el poder
Cuando regresó a Paraguay, tras 52 años de exilio, Augusto Roa Bastos (Asunción, 1917) recibió la visita de un hombre que le habló de una mujer con un pasado terrible para que novelara su vida. El escritor paraguayo, que había sido compañero de clase de aquella bella dama cuando ambos tenían 12 años, recogió los cuadernillos donde ella narraba su penoso destino como amante del dictador Stroessner y escribió Madama Sui (Alfaguara).
Por eso define la novela como "menos que un relato y más que una invención". "La literatura está construida sobre la base de la mentira creativa, y esta obra lleva hasta su máxima consecuencia la función de la metáfora. Es una aleación de lo verdadero y lo falso cuya virtud estriba en el equilibrio de ambos", dice Roa.El escritor, que ayer presentó la obra en Madrid, anunció su traslado de residencia a partir del próximo mes de septiembre a Alcalá de Henares, donde impartirá un ciclo extraacadémico que durará tres años y que "tiene como objetivo revalorizar el ser humano". En esa localidad madrileña espera también poder desarrollar el Fundalibro Cervantes, idea en la que invirtió el dinero que ganó con la obtención del Premio Cervantes en 1989, y que en la actualidad se encuentra paralizada por problemas económicos.
Con Madame Sui, Roa Bastos tuvo la oportunidad de salir de un tópico de la narrativa latinoamericana: el tema del dictador. "Preferí dar un enfoque diferente del poder desde el punto de vista de una mujer. He tratado de hacerlo con la sensibilidad y la noción del mundo, con el estilo y el lenguaje propios de la mujer", aseguró el escritor, quien se marcó un discurso totalmente feminista.
Superioridad de la mujer
Empezó por reconocer la superioridad biológica de la mujer por su. capacidad de engendrar vida. "La continuidad de la especie le confiere un poder perfecto", agregó el autor de Hijo de hombre, quien vaticinó un futuro más esperanzador para el próximo milenio a medida que la mujer tenga una mayor participación. "La mujer está avanzando para ocupar el tejido que le corresponde. La mayor parte de los desequilibrios humanos radican en las diferencias hombre-mujer y serán resueltos cuando la mujer tenga una mayor participación. El milenio que se avecina está destinado a que se produzca un traspaso de poder.
El escritor, de 79 anos, que llevaba una americana de vichí, camisa blanca, corbata azul y una rebeca beis, aseguró que su mejor universidad fue el periodismo y que el autor es quien menos conoce su obra.
El nombre de la novela se corresponde con un vocablo guaraní: Suinda (la del canto penetrante), que define a una lechuza cazadora que vive en la selva de Uruguay y que atrae a sus víctimas con un canto agudo. Suinda se apocopa en Sui y hace referencia también a una palabra japonesa utilizada como nombre propio. Sui se llama la protagonista de la obra, con la que el autor coincidió en segundo, o tercer grado, y a la que definió como una mujer de belleza "resplandeciente" y gran simpleza de corazón y carácter.
Madame Sui, Lágrima González, es fruto de la unión entre una japonesa que sufrió los efectos de la bomba atómica en Nagasaki y un uruguayo. La joven, que vivió toda su vida como si se encontrara en su última hora, se convirtió en la amante del dictador Alfredo Stroessner y falleció a los 20 años. El autor de Vigilia del almirante definió al tirano como aquel que con el pretexto de dar bienestar a su pueblo lo oprime en su propio beneficio hasta hacer de la sociedad un infierno. Y lo diferenció claramente del dictador que lo hace por necesidad histórica.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.