La UE comprará 50.000 toneladas de carne de vacuno para frenar la crisis del sector

Los quince ministros de Agricultura de la UE culminaron ayer una segunda jornada maratoniana de reuniones para tomar decisiones sobre la crisis de las vacas locas británicas que tranquilicen al consumidor. Como primera medida, la UE comprará este mes 50.000 toneladas de bovino para regular precios y mercado. Paralelamente, en Ginebra, la Organización Mundial de la Salud auspicia otra reunión de expertos en esta enfermedad y su relación con el síndrome humano de Creutzfeldt-Jakob. El objetivo es hacer recomendaciones serias en el terreno sanitario.A falta de acuerdo sobre el paquete de medidas a tomar para erradicar la enfermedad de las vacas británicas, los quince ministros de Agricultura de la Unión Europea anunciaron a media tarde la puesta en marcha del mecanismo de intervención. Salvo Bélgica y Alemania, que creen que la medida es insuficiente, el resto de los ministros votaron a favor de aplicar de forma excepcional este mecanismo a un primer contingente de un máximo de 50.000 toneladas durante este mes para evitar la bajada de precios. La medida debe ser aprobada hoy oficialmente por la Comisión Europea.

La cuota de 50.000 toneladas se repartirá entre todos los socios comunitarios, aunque en el caso británico sólo cubrirá los terneros y novillos machos de menos de dos años y medio de edad, Ya que, según los científicos, son los más seguros.

La crisis de las vacas locas se desató el pasado día 20 de marzo, cuando el Gobierno británico, admitió que diez casos de la mortal enfermedad de Creutzfeldt-Jakob podrían tener relación con el mal de las vacas locas o Encefalopatía Espongiforme Bovina. Desde entonces, cerca de 8.000 personas han perdido ya su empleo o trabajan menos de media jornada en la industria cárnica británica, informa Isabel Ferrer. Pero el consumo de la carne de vaca ha caído en toda Europa en una especie de efecto dominó.

El proyecto de conclusiones sobre el que se seguía debatiendo ayer mantenía, como primer punto, el de continuar con el embargo a las exportaciones británicas de carne de vacuno y sus derivados y exigir al Reino Unido un plan concreto para erradicar la enfermedad. El primer ministro John Major vaticinaba ayer que la reunión quizá se prolongue hasta hoy.

Ese mismo proyecto rebajaba la aportación comunitaria. El Reino Unido propuso el lunes sacrificar a cuatro millones de vacas mayores de 30 meses y, en contrapartida, recibir de la UE el 80% de los fondos necesarios para la operación. El nuevo proyecto rebaja tal porcentaje al 70%. La operación prevista en la propuesta italiana, que ejerce la presidencia, calcula que el plan de erradicación de la enfermedad será de 320 millones de ecus anuales (51.200 millones de pesetas) durante cuatro ejercicios.

Ayer parecía descartado el sacrificio ole ese tercio de la cabaña bovina británica. Se hablaba sólo de la necesidad de retirar las reses de la cadena alimenticia e incinerarlas una vez terminado su ciclo vital. Los ministros estudiaban también la conveniencia de prohibir totalmente dar a los animales piensos elaborados con despojos de otros animales, ya que esta práctica es la que habría hecho posible el salto de la enfermedad de unas especies a otras.

Esta prohibición, sin embargo, ya se hizo en 1989, como recordaron los expertos reunidos en Ginebra, que añadieron que el problema de este tipo de medidas está en cumplirlas.

Una veintena de neurólogos, veterinarios, epidemiólogos y especialistas en la Encefalopatía Espongiforme se dieron cita en Ginebra. Entre ellos está James Ironside de la unidad del Hospital de Edimburgo especializada en la Creutzfefdt-Jakob y que ha tratado a víctimas de este nuevo mal degenerativo.

De esta reunión, cuyas conclusiones se esperan para hoy, deberían salir, según el director de la OMS Hiroshi Nakajima, recomendaciones generales para que la población tenga todos los datos sobre cómo lograr una alimentación segura. En principio, todos están de acuerdo en que la explicación más plausible es la dada por los expertos británicos de que no se puede desechar la posibilidad de que la enfermedad haya sido transmitida de los animales al hombre.