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NUEVA LEGISLATURA

El PP acusa al Gobierno de querer hacerle cómplice de una "trampa" presupuestaria

Javier Casqueiro

A sólo tres semanas de la previsible investidura de José María Aznar como nuevo presidente del Gobierno, el PP lanzó ayer una arremetida contra el Ejecutivo socialista en funciones, y se negó a dar su consentimiento al reajuste en los Presupuestos que la víspera le planteó el titular de Economía, Pedro Solbes. El portavoz para asuntos económicos de los populares, Cristóbal Montoro, rechazó categóricamente la propuesta de mover 112.000 millones de pesetas y se deshizo en descalificaciones hacia la iniciativa. La tachó de "negativa" "poco seria", "inconsistente" y "falta de rigor". Añadió más. En su opinión, el reajuste oculta intereses para hacer al futuro, Ejecutivo del PP cómplice de determinadas trampas y de promesas adquiridas" por los socialistas. Solhes replicó tildando al PP de partido de oposición "en el fondo y en a forma" y lamentando sus "frases huecas".

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Al ministro de Economía, la actitud del PP le parece una irresponsabilidad. Aun así, no tomará ninguna decisión sin consultar antes con el Consejo de Ministros, que se reunirá el día 19.Montoro aseguró, en una conferencia de prensa que convocó ayer a mediodía, que había charlado telefónicamente con Solbes para exponerle las razones de la negativa del PP. Pero el ministro, en su réplica, le desmintió. Dijo que se había enterado de la respuesta de los populares por los medios de comunicación. Y apostilló que habría sido deseable que le hubieran informado previa y directamente.

Solbes se mostró muy molesto fundamentalmente con la terminología empleada por Montoro, que denostó por su contenido y por abusar de expresiones como "trampas cómplices" o "colar por la puerta de atrás", que, dijo el ministro, "no se corresponden y nada tienen que ver con la realidad". Para el ministro, la posición lamentable y penosa" del responsable del PP evidencia que ese partido "sigue actuando como si estuviera en la oposición en la forma y en el fondo".

Solbes no especificó cuál será finalmente la posición del Gobierno socialista. Se limitó a "tomar nota" de la respuesta del PP, que trasladará después de Semana Santa al Consejo de Ministros.

La 'deuda histórica'

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Ante los periodistas, Cristóbal Montoro se cuidó mucho de dejar en el aire, pese a su contundencia, si el PP, cuando llegue al Gobierno, asignará o no ese dinero que Solbes pretendía mover para afrontar una serie de pagos del Ministerio de Sanidad o parte de la denominada deuda histórica con Andalucía.

El portavoz del PP remarcó varias veces que su partido cumplirá con "los compromisos heredados de este Gobierno", pero después de estudiar al detalle "con un conocimiento veraz" la situación económica del país y "cuando tengamos las cuentas claras delante de nosotros".

Montoro descalificó la propuesta de reajuste planteada por Solbes porque sólo perseguía, según su criterio, "aumentar gastos corrientes del Estado para reducir gastos de inversión, y así", dijo, "no se reduce nada en absoluto el déficit público". El responsable económico del PP, al que se sitúa en el entorno directo de José María Aznar en La Moncloa al mando de una gran Oficina Presupuestaria, entiende que "no es serio que, al tercer mes de vida del Presupuesto de 1996, se pretendan cambios en líneas fundamentales de gasto público que puedan ser perjudiciales para la reactivación económica".

Cristóbal Montoro subrayó que el PP sí abonará esos gastos sin dotación presupuestaria que requiere el Ministerio de Sanidad, pero "en su día y adecuadamente, dentro del conjunto de la revisión del concepto de Presupuesto de 1996". También saldarán la deuda con Andalucía. El portavoz popular encontró en esta pretensión del Ejecutivo socialista el argumento para justificar la crítica que el PP formuló en su día contra la intención "puramente electoralista" de un compromiso sin dotación presupuestaria.

Cuando se le preguntó a Cristóbal Montoro cómo y con qué dinero afrontará el PP esas facturas pendientes, apuntó que en su opinión "cabe una mayor restricción en el gasto de funcionamiento de las Administraciones Públicas". También indicó que el PP espera obtener recursos del plan de privatizaciones y de saneamiento de las empresas públicas. No quiso ser mucho más preciso en otro tipo de iniciativas económicas o presupuestarias porque se las reserva para el discurso de investidura de José María Aznar.

Fueron estas declaraciones las que adjetivó el ministro en funciones Pedro Solbes como "frases huecas que está muy bien para decirlas desde la oposición". Solbes insistió en que no existe mucho margen para cualquier Gobierno a la hora de afrontar una serie de obligaciones de gasto adicionales y apostó nuevamente por ajustar esas partidas en detrimento de otras menos necesarias.

El portavoz económico del PP desmintió que su negativa a aceptar estos ajustes pueda suponer "ninguna consecuencia" para los departamentos afectados. Auguró que simplemente se "aplazarán los pagos". Montoro etiquetó la oferta de Solbes como un mero "intercambio de partidas como si fueran cromos" y lamentó que el ministro haya aguardado "a última hora y cuando ya no le corresponde" para implantar este tipo de método de compensación de los gastos y los ingresos presupuestarios, que por otra parte no consideró "justificables" ni propios de "unas necesidades ultraurgentes".

El rechazo del PP a estas modificaciones presupuestarias no quiere decir, según Montoro, que su partido "tire la toalla" en sus previsiones económicas. Pretenden reconvertir esta negativa en otro "mensaje de rigor" a los mercados sobre un nuevo estilo de trabajar. El experto económico del PP mantuvo ayer su objetivo, "ineludible por la convergencia europea", de establecer el déficit en 1996 por debajo del 4,5% del Producto Interior Bruto (PIB). Y aprovechó este terreno de las previsiones económicas para recordar su teoría de que el sistema fiscal español está "exhausto".

Aventuró que el Gobierno del PP propiciará nuevas bajadas en los tipos de interés para afrontar con mejores perspectivas que otros países europeos el previsible tirón económico del segundo semestre del año.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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