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DINERO PARA ADECENTAR UN VIEJO BARRIO

Vallecas da el primer paso para rehabilitar su casco antiguo

Antonio Jiménez Barca

El corazón de Vallecas, el conjunto de casas y calles de los años veinte que rodean el bulevar (como se conoce a la calle de la Peña Gorbea), va a tener oportunidad de remozarse. El Ayuntamiento va a proponer a la Comunidad que lo declare "área de rehabilitación permanente", y todo apunta a que el Gobierno regional está de acuerdo. Esto quiere decir que lloverán sobre el viejo barrio 1.200 millones para adecentar 1.700 casas ruinosas y calles muy estrechas y deterioradas.

Andrea Alba tiene 84 años y lleva 54 viviendo en el corazón de Vallecas, en una casa antigua de no más de veinte metros cuadrados que se encharca muchas veces al año. "En cuanto me llueve algo...", cuenta la señora, levantando la vista y los brazos en dirección a una mancha de humedad en, la esquina del diminuto dormitorio.Si los planes del Ayuntamiento salen como están previstos, el hogar de Andrea, como el de otros 1.700 vecinos del casco viejo del barrio Puente de Vallecas, dejará de coleccionar desperfectos. El Consistorio, en el pleno municipal del viernes, acordó solicitar a la Comunidad de Madrid para una de las zonas más entrañables de Vallecas la denominación de "área de rehabilitación preferente". Esto significa, en pocas palabras, que se ensancharán y arreglarán calles y plazas y que distintas administraciones proporcionarán hasta el 50% de lo que cueste sanear completamente las viviendas. El resto correrá por cuenta del propietario.

Los técnicos de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) ya han dibujado en el mapa el territorio vallecano que queda dentro del plan, y, por ende, de las subvenciones. Los límites son: la M-30 por el Oeste; la avenida de la Albufera, al Norte; la calle de la Concordia, al Este, y la calle de la Peña Gorbea, al Sur. En total, una zona emblemática del Puente de Vallecas que abarca un perímetro de alrededor de 1.200 metros y que para los habitantes del distrito representa, más o menos, el centro de su barrio.

Actualmente, y como consecuencia de un convenio firmado en mayo de 1994 entre el Ayuntamiento, la Comunidad y el Ministerio de Obras Públicas para la rehabilitación del centro de, Madrid, hay otras tres zonas de la ciudad que ya están siendo remodeladas: la plaza de la Paja y aledaños, los alrededores de la plaza Mayor y la plaza del Dos de Mayo y zona colindante. Vallecas, si la Comunidad lo aprueba, y todo apunta a que sí, quedará equiparada a estos distritos con solera.

La concejal de Puente de Vallecas Eva Durán, encantada con la noticia, cuenta con que las obras empiecen en junio. "Esperamos que tarden unos dos años y que los vecinos sean pacientes", explica.

Las inversión pública total será, según los planes de la EMV, de 1.256 millones, desglosados de la siguiente manera: el Ministerio de Obras Públicas aportará vinos 729 millones; la Comunidad de Madrid, 364, y el Ayuntamiento de Madrid, 163.

¿Y los vecinos? Francisco Pérez, de la asociación vallecana Fedekas, cuenta que llevan pidiendo que rehabiliten esa parte del barrio más de un año. "Está bien, pero nos parece insuficiente", comenta, "hay muchas otras zonas degradadas". El miembro de Fedekas siente, una obsesión muy particular: que la gente del barrio se entere y se aproveche de esta oportunidad. La pasada semana recorrió varias de las casas afectadas. Una de ellas fue la de Andrea, que no sabía nada del asunto, pero que se ilusionó de repente, Situada en la calle de la Peña Gorbea, con Andrea residen otros seis vecinos. Todos son jubilados y viven solos. La escalera tiene escalones poco fiables. Las paredes interiores que dan al patio se caen en cuanto se rascan, como la cáscara -de un huevo cocido. El patio mismo es pequeño y está completamente abandonado a su suerte, que no es mucha. Y el tejado de todo el inmueble ha sido remendado muchas veces con uralita, pero sigue sin detener el agua.

En cuanto vio a Pérez, Andrea Alba no hizo otra cosa que repetir: "Pase, pase, vea el dormitorio". En los 20 metros cuadrados no cabía otra cosa que un saloncito con un armario frontero, un televisor y un radiador. La mujer enfiló al dormitorio y repitió: "El tejadito; me conformo con que me arreglen el tejadito".

Para otros habitantes de la zona que será rehabilitada, los problemas vienen de otra parte: los propietarios. En una de las calles situadas dentro de la zona, en una casa que envuelve un patio destartalado, vive de alquiler (pagando 5.000 pesetas) una mujer con su hijo. El hijo está en el paro y la madre es pensionista. Cuando a la madre se le pregunta si sabe que el Ayuntamiento va a arreglar su hogar, responde arrugando la nariz: "La casa se cae a pedazos, pero la dueña seguro que no quiere arreglar hasta que yo me vaya".

Guía para aprovecharse del plan

Las normas para que los vecinos puedan aprovecharse de las ayudas oficiales para arreglar su vivienda están claras. Primero: la casa debe estar dentro de la zona delimitada, es decir, dentro del casco viejo (véase gráfico). Segundo: las instituciones aportan la mitad del dinero; el resto lo pone el propietario.Se puede solicitar ayuda para la escalera, para el patio o para la fachada, esto es, lo que la EMV denomina "elementos comunes a una finca". En este caso, los miembros de la comunidad de vecinos de cada inmueble deben estar de acuerdo en sufragar entre todos la mitad del arreglo.

También se podrá arreglar el interior de las viviendas: las habitaciones, los techos y los suelos, por ejemplo. La EMV calcula en 800.000 pesetas de medía lo que le va a costar a cada propietario la rehabilitación.

La Junta de Distrito de Puente de Vallecas pondrá antes de que empiece la operación -dos meses- una oficina de información y registro.

La asociación vecinal Fedekas piensa ocuparse, a su vez, de informar sobre créditos baratos. "Ya lo llevamos haciendo meses y lo seguiremos haciendo", cuenta uno de los miembros, Francisco Pérez.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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