"La esencia del Mediterráneo es la pluralidad, el pacto"

Es español desde hace cuatro siglos, catalán desde hace siete, "total", dice Baltasar Porcel (Andraitx, Mallorca, 1937) "cuatro días, siete, a lo más"; pero ha sido griego y pirata, fenicio y súbdito del imperio otomano y, sobre todo, es, y será, mediterráneo, y a este viejo mar, cuna de civilizaciones, que es pasado, pero también es futuro, le ha dedicado un apasionado alegato: Mediterráneo. Tumultos del oleaje (Planeta).En un tiempo como éste en que parece que hay que perder los ojos en las autopistas de la comunicación, Baltasar Porcel mira al futuro, poniendo sus ojos en el pasado histórico y cultural de ese viejo mar que más parece una vieja dama encallada en el tiempo, idea contra la que se rebela. "Lo que ocurre", se explica, "es que no hemos conceptualizado el término mediterráneo, y sí términos como Europa, América Latina o países del Este; esto es consecuencia de tres siglos y medio de decadencia. Pero si uno se fija, encontramos que democracia, derechos humanos, bienestar y Estado de derecho son conceptos enteramente mediterráneos, que ya existían en tiempos de Pericles, en el siglo V antes de nuestra era".

"Mediterráneo", sigue enumerando, "es el concepto del diálogo y la idea del hombre como centro de todas las cosas, y, en este sentido, el Mediterráneo vuelve a ser exigente como zona clave del planeta, como zona emergente en esa Unión Europea dominada por una Alemania potente". Y para apasionarse por ese viejo mar casi ahogado en unos estrechos límites no se necesita ser, como él, isleño, se puede ser mediterráneo de tierra adentro.

"En el siglo XVI, al cerrarse los caminos de Oriente, España se proyecta hacia el Atlántico y pierde su noción mediterránea y, sin embargo, la mejor literatura española es mediterránea, Andalucía es el Mediterráneo en su estado más festivo, Cervantes es un escritor del Mediterráneo que escribe sobre él. En España no hay cultura atlántica, quizá en Galicia se podría discutir y existe una España barroca que mira a Canarias y a América, pero España es, antes que nada, mediterránea".

Se revuelve Porcel contra ese concepto de "lo mesetario" en oposición a "lo mediterráneo", que sería más creativo. "No creo que la imaginación se dé más cerca del mar, pero sí hay una literatura y una pintura de la pasión, de la sangre, de la ironía, del color, de la metáfora y de la imagen que es mediterránea". Pero sin apriorismos, advierte, pues "Madrid es más mediterránea que Barcelona, es como El Cairo, Marsella, Atenas; en Madrid, la gente en la calle se grita, se insulta, se abraza. Barcelona, en cambio, tiene una parte vienesa y parisina mucho más contenida".

El Mediterráneo ha sido, lo reconoce Porcel, el "desván de Europa", pero el Mediterráneo es también futuro. El Mediterráneo tiene, mucho que decir y, entre los países ribereños, a Cataluña y a España les cabe desempeñar un decisivo papel. "España, como el país mejor situado, y Cataluña, como la región mediterránea más dinámica, están en un momento clave de su historia, de su futuro". Y en este sentido considera que la "cultura del pacto" a la que nos han llevado las últimas elecciones es un hecho muy positivo. "El Mediterráneo es, sobre todo, pacto, su esencia es la pluralidad. El problema del nacionalismo español ha sido no darse cuenta de esa pluralidad. Es un error de siglos que no tiene ningún sentido en el futuro".