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La Unión Europea despeja el último escollo para iniciar la reforma de Maastricht

Xavier Vidal-Folch

Francia y el Reino Unido dieron a torcer su brazo en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE). Admitieron una fórmula -algo desleída- para ociar al Parlamento Europeo a la Conferencia Intergubernamental (CIG) que el viernes inicia en Turín la reforma del Tratado de Maastricht. Esta cuestión venía empozoñando las vigilias de la CIG. Los otros 13 Gobiernos, encabezados enérgicamente por Alemania, se negaban a empezar la reforma en una situación de enfrentamiento con la Eurocámara, porque tratan de evitar que se les acuse de practicar el secretismo y de carecer de voluntad para solventar el déficit democrático de la Unión, como ocurrió cuando las negociaciones de Maastricht.

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El último fracaso se cosechó hace 15 días en el Consejo informal de Palermo. Todos, salvo Francia y el Reino Unido, querían dar plena participación -aunque no voto- a la Cámara. París y Londres se negaron incluso a una solución intermedia propuesta por la presidencia, aceptando sólo reunirse con la delegación parlamentaria cada dos meses, lo que el español Carlos Westendorp tildó de "provocación". La mesa echó chispas. El alemán Klaus Kinkel anunció que sólo apoyaría una fórmula que también fuese aceptable por los eurodiputados.La propia cita de Turín parecía peligrar. La italiana Susanna Agnelli propuso que las reuniones de los representantes personales de los ministros con el Parlamento se celebrasen "al menos una vez al mes" y en tantas otras ocasiones cuantas aquéllos lo juzgasen conveniente. Tampoco había acuerdo. Terció Westendorp, moderando aún más la fórmula.

Las discusiones serán "una vez al mes" y cuantas más sean necesarias. A cambio, la presidencia quedó encargada de garantizar que la CIG salve su auténtico "carácter intergubernamental", de pacto entre Gobiernos, una redundancia. "Espero sinceramente que esta fórmula satisfará al Parlamento", comentó el ministro español, porque le permitirá "exponer todas sus ideas y hacer valer sus opiniones".Yugoslavia

Los Quince también despejaron incertidumbres sobre la reconstrucción de la antigua Yugoslavia. Sancionaron el inmediato relevo del ex alcalde de Bremen Hans Koschnick como dimitido administrador de la UE en la ciudad de Mostar. Y aprobaron oficialmente la candidatura del ex alcalde de Valencia Ricardo Pérez Casado para ocupar sus funciones, que se desarrollarán hasta final de junio, aunque son prorrogables hasta final de año.

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La candidatura de un español contaba con el apoyo general -dada la buena imagen de España entre todas las comunidades de Mostar-, manifestado en el Comité Político la pasada semana.

Faltaba formalizarla, presentar el nombre del aspirante. Hasta ayer no lo hizo el ministro Carlos Westendorp, quien esperó para ello a contar con el consenso de la cúpula del Partido Popular, aunque advirtió a sus socios que España no correrá con sus gastos, por lo que debe hacerlo la Unión Europea. "Será un adecuado sucesor de Koschnik", sancionó el representante alemán.

Los ministros dieron también su visto bueno a los preparativos de la segunda Conferencia de Donantes para la reconstrucción, que se celebrará los próximos días 12 y 13 de abril en Bruselas, con una buena base de partida.

Contra todos los malos augurios, la UE asegura que ha conseguido convencer a Washington para que se aproxime al esquema de financiación que venía defendiendo: a saber, tres tercios, atribuidos por igual a Estados Unidos, a la Unión Europea y a un grupo de diversos países. Así será, al menos para este ejercicio, con lo que- parece que se empieza a salvar el cisma que separaba a los dos socios atlánticos sobre esta región. Pero falta la confirmación pública de Washington.

Para este año se necesitan con urgencia 1.800 millones de dólares (unos 220.000 millones de pesetas), de los 5.100 millones estimados necesarios en los primeros cuatro años para rehabilitar viviendas e infrastructuras. La primera conferencia, celebrada en diciembre, comprometió la entrega de 600 millones de dólares, repartidos entre Estados Unidos (200 millones de dólares de EE UU), UE (114 millones) y sus Estados miembros (otros 80 millones), Banco Mundial (150millones), y un resto entre Suiza, Noruega y otras pequeñas aportaciones.

Falta ahora atribuir otros, 1.200 millones para este año. Fuentes comunitarias aseguran que se cuenta ya con unos 90CI (200 millones de EE UU, entre 200 y 250 de la UE, entre 150 y 250 de Japón, 100 millones de varios países islámicos, y otras aportaciones de países como Canadá y los países de la UE, individualmente, hasta totalizar los 900 millones).La Comisión espera rastrillar otros 300. El representante internacional Carl Bildt anunció ayer que "falta ese tercio" y que viajará a Washington y Tokio para lograrlo, aunque otras fuentes aseguran que con los 900 millones ya habría bastante para arrancar.

"Estamos preparados para financiar la paz", enfatizó Carl Bild, "pero de ninguna manera a las partes que no cumplan los compromisos de Dayton".

Bildt amenazó con cortar el suministro financiero a quienes no liberen a todos los prisioneros de guerra, y citó tanto a bosnios como a serbios y croatas. "Recientemente se han registrado algunos avances", reconoció, pero si la liberación no es completa, "eso tendrá efectos en la Conferencia de Donantes", insistió.

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