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Los obispos vacos dicen que ETA y los GAL violan los derechos humanos

Los obispos del País Vasco y Navarra expresaron ayer en una pastoral conjunta su preocupación por el recrudecimiento de la violencia de ETA, "que niega los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida, y desprecia una y otra vez la voluntad nayoritaria" del pueblo. Los prelados se refieren a "los efectos sociales del desvelamiento del terrorismo practicado en el pasado por los GAL, negador, asimismo, de derechos elementales, con el agravante de haber sido amparado, al parecer, desde altas instancias del Estado". También lamentan que los derechos de presos y detenidos "no son siempre debidamente garantizados".

Los obispos destacan, en la pastoral conjunta titulada El laicado: identidad cristiana y misión eclesial, el progresivo afianzamiento social en favor de la creación de una cultura de la tolerancia y el diálogo.En alusión a la situación vivida en las calles del País Vasco, con manifestaciones pacifistas 3, contramanifestaciones del entorno de ETA y Herri Batasuna, los prelados destacan el compromiso de muchos ciudadanos con la búsqueda de la paz y la reconciliación, en un contexto marcado por el recrudecimiento del terrorismo y de la violencia física y verbal, que en algunos lugares han llegado a convertirse en "formas de enfrentamiento cívico". En el texto no se cita la situación de José María Aldaya y José Antonio Ortega Lara, secuestrados por la banda terrorista ETA.El documento está suscrito por los prelados de Bilbao, Ricardo Blázquez; San Sebastián, José María Setién, y Vitoria, Miguel José Asurmendi; el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Fernando Sebastián, y el obispo auxiliar de Bilbao, Carmelo Etxenagusia. Estos representantes de la Iglesia católica en el País Vasco y Navarra están preocupados por "el desencanto generalizado" y el, "desprestigio de la actividad política" motivados por el pragmatismo y los casos de corrupción, que empujan al absentismo político y social.

"Es innegable la emergencia, especialmente llamativa en la juventud, de valores como la solidaridad y el pacifismo, encarnados, entre otros, por objetores de conciencia o quienes por otros medios legítimos se oponen públicamente a la práctica de la violencia y denuncian sus consecuencias", señalan en el documento pastoral.

El obispo Ricardo Blázquez, que presentó el documento en Bilbao, animó a los católicos seglares a participar en tareas sociales. "Una responsabilidad de los laicos es el trabajo por su sociedad. Queremos implicarnos en una sociedad justa, participativa y solidaria", indicó.

"Frente a la tentación de la insolidaridad", los prelados "valoran el esfuerzo de quienes luchan a favor de un nuevo modelo y destacan el gesto solidario de quienes comparten el fruto de su trabajo o abogan por un reparto más equitativo del mismo", afirman.

Los obispos se han sumado a quienes defienden el reparto del empleo para aminorar las consecuencias de la alta tasa de paro. "Hay que aplaudir el espíritu de las voces que abogan por un reparto más justo del bien escaso del trabajo", señalan. Blázquez defendió el reparto solidario, pero rehusó tomar una posición clara en este debate, que ha sido abordado en la reciente campana electoral. "No debemos entrar en cuestiones partidistas", dijo. "Las fórmulas, que las hagan los técnicos".

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En el aspecto cultural, los obispos se refieren a las tensiones que se derivan de la existencia en sus diócesis de tradiciones plurales y dos lenguas desigualmente extendidas, el castellano y el euskera. "Esta realidad es contemplada a menudo más como fuente de conflictos que como posibilidad de enriquecimiento", afirman. "La recta integración de las dos lenguas en la vida de nuestros grupos y comunidades, sobre todo en los ámbitos de la liturgia y de la catequesis, sigue siendo difícil", añaden.

Los prelados insistieron también en la marginación que sufren muchas personas por el actual sistema socioeconómico, "que produce víctimas y condena a muchas personas a la irrelevancia social".

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