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Cisma entre EE UU y la UE por la reconstrucción de la antigua Yugoslavia

Xavier Vidal-Folch

Un profundo cisma se abre entre Europa y Estados Unidos a cuenta del futuro de la antigua Yugoslavia. La irritación de los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) hacia sus aliados atlánticos, pese a su sordina, fue ayer perceptible en su Consejo informal. En todas las apuestas se incrementan las diferencias: sobre el dinero para la reconstrucción, sobre el rearme de los bosnios, sobre el calendario de la misión. de la fuerza de paz de la OTAN (Ifor).

Públicamente, la ministra italiana y presidenta en funciones, Susanna Agnelli, se limitó a recordar que la retirada de las fuerzas aliadas de lfor "ha de realizarse conjuntamente". En el cónclave, otros fueron más expresivos sobre las prisas insinuadas por Washington para el fin de la misión: "Hemos llegado juntos y nos marcharemos juntos", afirmaron varios. En esto sólo hay una lucecita de consenso, el re¡ente acuerdo para que las tropas de la OTAN puedan ampliar a actuaciones civiles su mandato militar. Pero fue arrancado a EE UU con fórceps.La segunda manzana de la discordia lleva más ponzoña. Washington ha convocado para el próximo día 15 en Ankara una conferencia sobre Equipamiento y entrenamiento. La diplomacia europea le atribuye el objetivo de rearmar a los bosnios. Ello provocaría una espiral armamentista, resucitando la dialéctica de los puños y las pistolas y sepultando la de la paz. Por eso decidió no asistir. Los acuerdos de Dayton están enfermos y el desgarro prima hoy sobre el intento de coordinar a los nuevos Estados, dijo el mediador Carl Bildt a los ministros, aunque no a la opinión pública. "Será mejor que Estados Unidos invierta su dinero en reconstrucción y no en armas", espetaba uno de los Quince, pese a todo esperanzado en que los giros de Washington obedezcan sólo a la coyuntura electoral.

El dinero para la reconstrucción marca el cénit del enfrentamiento soterrado (nadie lo airea con toda su crudeza) entre europeos y norteamericanos. Los Quince decidieron ayer tirarse a la piscina y proponer que la Conferencia de Donantes se celebre el 12 y el 13 de abril, para repartir en cuotas los 5.000 millones de dólares (625.000 millones de pesetas) necesitados con urgencia. La Unión Europea propuso distribuirlos en tres tercios, a prorrata entre ella, Estados Unidos y un bloque compuesto de Japón, países del Golfo y otros. Pero Washington sigue negándose. Sólo quiere rascarse 200 millones de dólares del bolsillo alegando su gran esfuerzo militar. Este "es similar al nuestro", se quejan sus socios.

Fracaso anunciado

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El encuentro "debe ser un éxito", deseó el infatigable Jacques Santer. Ocultaba un fracaso anunciado. En efecto, los ministros discutieron dos alternativas: o aplazar la convocatoria hasta que EE UU y los demás aumenten su cuota, o convocarla ya, a riesgo de tener que pechar con el grueso del gasto.

Esto último es lo que decidieron, "porque ya no se puede esperar más" si se quiere mantener la credibilidad del proceso de paz, argüía el español Carlos Westendorp. De modo que los Quince se comprometerán, a la espera de arrastrar a sus socios y ponerles "frente a sus responsabilidades". Hay un signo positivo, pero viene de Oriente y es oficioso: Japón insinuó en la reciente cumbre de Bangkok que podría asumir el 10% del coste. Para los proyectos de este ejercicio faltan ya 1.200 millones de dólares, denunció Santer. Al cabo, todo indica que en vez del deseado paquete plurianual al estilo de un miniplan Marshall que sirviera de anzuelo económico para la paz, los occidentales aportarán lo mismo, pero en compromisos "año a año". Es decir, la apuesta económica quedará desprovista de su faceta de incentivo político.

[Por otro lado, el comandante del Ejército serbobosnio, el general Ratko MIadic, afirmó en una entrevista difundida ayer por una canal de televisión griego que nunca atacó a la población civil, informa la agencia France Presse. MIadic, que ha sido imputado por el Tribunal de La Haya, aseguró que siempre combatió "de acuerdo con las convenciones del derecho militar internacional". En otra entrevista al mismo canal, el líder político serbobosnio, Radovan Karadzic, acusó al Tribunal de "perseguir a los serbios".]

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