_
_
_
_

Planes para ver planetas lejanos similares a la TierraReunión internacional en Toledo para mandar un telescopio a la altura de Júpiter

La Tierra es un cuerpo celeste pequeñísimo y oscuro, de manera que un astrónomo que observase el Sol y su entorno desde lejos con telescopios como los que se están usando ahora aquí, no lo vería. La Tierra emite un millón de veces menos luz infrarroja que la estrella alrededor de la que gira y el radio es cien veces más pequeño; sólo un telescopio de altísima resolución y mirando desde un sitio donde el cielo fuera tremendamente oscuro nos encontraría.Astrónomos de ambos lados de] Atlántico planean enviar al espacio un telescopio de infrarrojos capaz de encontrar planetas del tipo de la Tierra y analizar su composición. La semana que viene, más de un centenar de expertos discutirán las tecnologías y estrategias astronómicas más apropiadas para un observatorio así, en la primera reunión internacional de interferometría espacial en infrarrojos, que se celebrará en Toledo. El proyecto estadounidense Oases, asumido por la NASA con relativo ímpetu, y el europeo Darwin, que preparan astrónomos de Francia, España, Reunio Unido, Italia, Alemania y Holanda busdando apoyo de la Agencia Europea del Espacio (ESA), perseguirán la confluencia necesaria para preparar un telescopio que costaría un billón de pesetas.

Los tres planetas descubiertos hasta ahora alrededor de otras estrellas no se han visto, y mucho menos fotografiado, y analizado. Su presencia se ha inferido a partir de los movimientos de sus estrellas correspondientes. "Es como un adulto que da vueltas a un niño agarrado por las manos", comenta Angel, "y se ha detectado el movimiento de los adultos -las tres estrellas-, pero no de los niños -los planetas-". Los telescopios existentes no dan para más a pesar de que esos planetas son mucho más grandes que la Tierra. Por supuesto, no se ha podido analizar su composición, aunque con las mediciones hechas casi nadie apuesta por que allí haya vida como la terrestre.

Idoneidad para la vida

Sise pudiera captar suficiente luz de un planeta, los astrónomos tendrían indicaciones de su idoneidad para la vida. "Podríamos identificar huellas importantes, trazas de ozono, agua y dióxido de carbono, para ver si es del tipo de la Tierra", dice Carlos Eiroa, profesor de la, Universidad Autónoma de Madrid, y uno de los miembros de Darwin.

Tanto para detectar esas huellas como para hacer fotograíias de pequeños planetas -haciendo una especie de eclipse artificial en el telescopio para tapar la estrella y evitar que se coma en la imagen al diminuto planeta hace falta un telescopio especial.

Lo idóneo es que sea de infrarrojos, longitud de onda en la que cuerpos fríos como planetas reflejan la mayor parte de su luz en forma de calor.

"Tendría que estar a una distancia de unas cinco unidades astronómicas (UA, es la distancia de la Tierra al Sol, 150.000 millones de kilómetros), es decir ' a la altura de Júpiter", explica Eiroa. A esa distancia se evita la llamada luz zodiacal producida por el polvo que se acumula en el centro del Sistema Solar, polvo que refleja la luz y cegaría un aparato tan sensible como este telescopio interferómetro.

La técnica de la interferometría, extensamente utilizada en radioastronomía, consiste en captar con varios receptores separados entre sí las ondas que emite una fuente para combinar luego las señales y obtener una única imagen, cuya resolución equivale a la que sacaría un telescopio de diámetro igual a la distancia máxima entre los detectores del interferómetro.

Sólo así se alcanzaría resolución suficiente para ver la Tierra desde lejos o un planeta similar desde aquí. ¿A qué distancia? "En un radio de 30 o 40 años luz hemos selecionado dos docenas de estrellas muy similares al Sol", dice Angel. Eiroa cree que, dependiendo del diseño definitivo del interferómetro, se vería más lejos y se podrían abarcar 100 o 200 astros candidatos.

El interferómetro espacial de infrarrojos no se limitaría a buscar planetas pequeños. "Serviría también para estudios de formación estelar, de núcleos activos de galaxias, de envolturas estelares e incluso haría contribuciones a la investigación de las etapas primitivas del Universo", dice Eiroa.

Huellas de agua, ozono y CO2

Desde hace miles de millones de años, bacterias, algas y plantas producen oxígeno como desecho de su metabolismo: toman el hidrógeno del agua y se desprenden del oxígeno (O2). A pesar de que animales y plantas utilizan el oxígeno, en la atmósfera terrestre se ha ido acumulando una huella inconfundible de la presencia de la vida en el planeta: el ozono (O3).La luz emitida por un cuerpo lleva la marca de los elementos químicos y moléculas de que está hecho porque la radiación atraviesa su atmósfera y cada componente atmosférico absorbe o emite longitudes de onda características. Esas marcas de absorción o emisión se ven en los espectros de luz. Así, los astrónomos leen la composición de las estrellas y de las nubes de gas o polvo interestelares sin soñar siquiera con acercarse a ellos.

En el espectro de la Tierra es característica la fuerte marca del ozono, inexistente en el de Marte y en el de Venus, explica Roger Angel. También se ve la señal de agua, tan abundante en la atmósfera terrestre (debido a los océanos), que apenas se aprecia en el espectro de Venus (sin océanos y con una atmósfera muy seca) y muy débilmente en el de Marte (donde el agua estaría congelada en el suelo y escasamente en la atmósfera). Los tres planetas tienen en común la firma del dióxido de carbono (CO2), lo que indica que tienen atmósfera, dice Angel.

Ozono, agua Y CO2 darían datos clave acerca de otros mundos, si se encuentran, de tamaño similar al de la Tierra y sus dos vecinos si los astrónomos tuvieran en su mano los correspondientes espectros de luz.

"Un telescopio como el que planeamos captaría suficiente luz para sacar los espectros, y la longitud de onda infrarroja (de 10 a 20 micras) es la más apropiada", dice Carlos Eiroa. El instrumento tiene que ser capaz de aislar la debil radiación térmica de un planeta como la Tierra del intenso horno estelar que tendrá cerca.

"En todo caso, nos advierten los biólogos, pueden existir otras formas de vida basadas en otras químicas", continúa el astrónomo español. "Ellos nos pueden indicar qué otro tipo de moléculas serían huellas de otra forma de vida y nosotros podríamos intentar detectarlas en los espectros de luz de planetas que encontrásemos".

Oasis

Los proyectos Oases y Darwin coinciden en que el nuevo interferómetro tendría cuatro o cinco telescopios -de uno a dos metros de diámetro- Lo que no está claro aún es el diseño óptimo. Oases propone cuatro telescopios fijados en una estructura rígida del 50 metros de longitud. Un soporte así facilitaría la determinación de la distancia entre los elementos, pero impediría modificar la configuración geométrica del interferómetro para hacer diferentes observaciones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_