Israel rechaza otra oferta de tregua de Hamás
Tensa espera. La expresión tan manida por los periodistas cobra un nuevo sentido en Israel tras los cuatro atentados suicidas que en nueve días han segado la vida de 57 personas. El último de ellos, el pasado lunes en el centro de Tel Aviv. ¿Dónde va a caer esta vez? En medio de la paranoia que viven los israelíes, el ala militar de Hamás, Ezzedin al Kasam, volvió a proponer ayer una tregua de cuatro meses al primer ministro Simón Peres. El Gobierno israelí rechazó la oferta, la tercera de los islamistas palestinos en semana. Mientras, Gaza y Cisjordania permanecen selladas y paralizadas.
"Es como si nos tiraran tierra a los ojos". Con esta respuesta acogió Peres la nueva oferta de tregua del ala militar de Hamás, planteada a través de un comunicado enviado ayer por fax a una agencia de noticias internacional. Hamás afirma que quiere detener los ataques hasta el próximo mes de julio, siempre y cuando no se lleven a cabo acciones de represalia israelíes. Este comunicado responde a la llamada de los líderes políticos del movimiento islámico. El portavoz de Hamás en Gaza, Mahmud Cahar, compareció el lunes por la noche en una rueda de prensa para pedir el fin de las acciones suicidas. Es la primera vez que los integristas exponen a la luz pública sus profundas divisiones.Pero ante la ola de atentados, el Gobierno de Peres parece desintegrarse por momentos, pese a las drásticas medidas de seguridad que anunció el lunes, entre ellas permitir que sus servicios secretos actúen en los enclaves autónomos palestinos a la caza del terrorista.
Los laboristas se plantean, incluso en vísperas de las elecciones del 29 de mayo, olvidar sus rivalidades políticas. Con un Ejecutivo sumido en una grave crisis de confianza, Simón Peres ha aludido a la posibilidad de formar un Gobierno de unidad nacional con la oposición conservadora del Likud, como ocurrió antes de la guerra de los seis días. El primer ministro israelí vería con buenos ojos incluir a siete ministros sin cartera de la oposición en su Gabinete, aunque no ha hecho hasta ahora ninguna oferta pública.
El líder del Likud, Benjamín Netanyahu, no parece coincidir con esta tesis. Los últimos sondeos preelectorales le sitúan seis puntos por encima de Peres. Sólo tiene que esperar la muerte política de su adversario mientras sigue haciendo llamadas a la calma y a la unidad del pueblo, en vista de las inminentes elecciones.
Hombre fuerte
Otra posibilidad que barajan los observadores políticos es nombrar al actual titular de Exteriores, Ehud Barak, como ministro de Defensa. Barak, que fue, jefe del Estado Mayor del Ejército,, jugaría el papel de hombre fuerte, al estilo del difunto primer ministro Isaac Rabin. Pero esto significaría el entierro de Peres como jefe efectivo del Gobierno.Entretanto, en los territorios palestinos todo está paralizado. Millón y medio de personas han quedado confinadas en sus casas por el cierre de Gaza y los enclaves autónomos de Cisjordania. Peres prohibió el lunes a los israelíes contratar a trabajadores palestinos. Las carreteras están salpicadas de controles militares. De nuevo, es el castigo colectivo.
Así las cosas, ayer no había un alma en Ramala. La mayoría de las tiendas de esta localidad cisjordana cercana a Jerusalén, donde el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, debe instalar su cuartel general, estaban cerradas por falta declientes. Los israelíes sospechan que se ha convertido en uno de los centros de operaciones de los discípulos de. Yaya Ayash, El Ingeniero: los rebeldes del brazo armado de Hamás que se han atribuido los últimos atentados.
En la noche del lunes, la policía palestina detuvo en un colegio al sospechoso de ser el nuevo líder de los hombres bomba: Mohamed Abu Wardah, profesor en una escuela para enseñantes financiada por la agencia de la ONU encargada de los refugiados palestinos. Es pariente de uno de los autores del atentado del pasado 25 de febrero en un autobús de Jerusalén. La escuela estaba ayer cerrada a cal y canto y nadie quería hablar.
El Ejercito israelí, siguiendo las drásticas medidas del Gobierno, ha declarado zona militar cerrada al menos dos campos de refugiados en Cisjordania: el de Julacen, cerca de Ramala, y el de Al Fawar, cerca de Hebrón. También han precintado con ladrillos 11 casas de familiares de presuntos kamikazes, que serán probablemente destruidas.
La policía palestina practicó también numerosas detenciones en Gaza y en las ciudades de Cisjordania bajo su jurisdicción, al tiempo que se incautaba de las escuelas coránicas y mezquitas controladas por Hamás.
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