España recupera el pulso europeísta
El semestre de presidencia contribuye a cambiar la tendencia euroescéptica
Los españoles han empezado a abandonar la tentación euroescéptica, creciente desde que la crisis económica se dejó sentir en 1992. La pasión europea, que alcanzó al 60% de la población en los años 1988-1991 y se fue apagando hasta el 39% de 1993 y el 42% de hace un año, se recupera, al 48,5%, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En esta quiebra de la tendencia ha jugado un papel fundamental la presidencia semestral española, por lo que se abre el interrogante de si será duradera o meramente coyuntural.Los ciudadanos convencidos de que la pertenencia de España a la Unión Europea (UE) es beneficiosa suponen, según la encuesta realizada a mediados de enero, el 48,5% del total, el doble de quienes la consideran perjudicial, 24,4%. Esa cifra rompe la tendencia al descenso del número de eurooptimistas, persistente desde 1992. Las filas de los optimistas han aumentado en seis puntos desde hace un año y en 7,9 desde la anterior encuesta del CIS, del mes de julio. En la serie histórica se les preguntaba si pertenecer a la, UE había sido "una cosa buena, mala o ni buena ni mala", mientras que, en 1996, la cuestión se formuló de forma algo diferente: si la pertenencia a la UE "más bien beneficia o más bien perjudica a nuestro país".
El dato contrasta aún más radicalmente con el eurobarómetro realizado por Eurostat (véase EL PAÍS del 28 de julio), según el cual más españoles (un 46%) consideraban perniciosa la pertenencia de su país a la UE que beneficiosa (34%). El sondeo oficial comunitario se basa en una muestra de mil opiniones, mientras que el oficial español recoge los resultados de entrevistas realizadas a 2.500 ciudadanos.
La actitud positiva dominante sobre los efectos globales de la pertenencia a Europa es un calco de la opinión sobre el impacto económico de la misma, que asciende al 48,7%, 10,7 puntos más que en 1995. La influencia de lo económico en la valoración global se deduce de que otros efectos de la integración reciben más alta puntuación (modernización de la sociedad, 66,5%; papel de España en el mundo, 70,5%).
La recuperación del pulso europeísta ciudadano va muy ligada al desarrollo del semestre de la presidencia española. Así, han aumentado desde el pasado julio quienes creen que la UE logrará la desaparición de todas las trabas a la circulación de trabajadores (8,7 puntos porcentuales más), garantizará la paz (alza de 12,4 puntos) y alcanzará la moneda única (18,1 puntos). Parecida tónica revelan las actitudes sobre el impacto de la pertenencia al club de los Quince en la mejora de salarios (los optimistas aumentan en 6,6 puntos), precios (6,4), oportunidades de trabajo (8,8), infraestructuras (4, 1) y cultura (8,8).
La presidencia ha mejorado la imagen de España en Europa según un 53,7% de los encuestados (exactamente los mismos que consideran que se ha realizado "bien" o "muy bien"). Un 27,9% cree que ha mejorado "poco" y un 10,7% que "nada". Frente al 53,7% que otorga buena nota al semestre español, un 7,4% considera que se ha hecho "mal" o "muy mal", y un 27% que "regular". Tras ese semestre, la opinión de que España influye "bastante" o "mucho" en la UE es muy modesta, del 28,8%, exactamente la mitad del 57,6% que considera al presidente del Gobierno, Felipe González, como bastante o muy influyente hacia los socios comunitarios.
Pero, junto a ello, se mantienen vivas las actitudes nacionalistas. El 83,8% cree que se debería proteger a los productos españoles de la competencia de otros países de la UE. Y el 50,6% defendería siempre la candidatura de un paisano a un puesto directivo, aunque otro ciudadano comunitario estuviese más calificado para él: lo contrario sólo lo sostiene el 34,2%. También un 61,7% cree que las últimas decisiones políticas deben ser tomadas por los Estados miembros frente al 19,9% que propugna un Gobierno de la Unión.
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