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La UE acepta aplazar su plan de reunificación de Mostar

ENVIADO ESPECIAL La Unión Europea (UE) se mostró ayer dispuesta a diferir, aunque sin alterar, la aplicación de su plan de división administrativa de Mostar entre musulmanes y croatas, pero estos últimos no daban aún su brazo a torcer y persistían en rechazarlo, poniendo así en peligro el plan de paz. Una semana después de los ataques croatas contra Hans Koschnick, cundía el pesimismo en el entorno del alcalde nombrado por los Quince para gestionar Mostar hasta que puedan hacerlo los antiguos beligerantes.

Koschnick recibió el lunes el apoyo del secretario general de la OTAN, Javier Solana, y ayer le brindó su respaldo el ministro español de Asuntos Exteriores, Carlos Westendorp, que recorrió la ciudad y se entrevistó por separado con sus ediles musulmán, Safed Orusevic, y croata, Mijo Brakovic.

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Al mismo tiempo, el jefe de la diplomacia alemana, Klaus Kinkel se reunía en Zagreb con el presidente Franjo Tudjman para transmitirle el completo apoyo de los Quince al plan de Koschnic en Mostar y exigirle que tome medidas para garantizar la seguridad en la capital de Herzegovima.

Atrincherado en su cuartel del hotel Ero, Koschnic rehusó ayer hacer declaraciones a la prensa, pero, tras entrevistarse con el alcalde europeo, el ministro español declaró que la proposición que hizo hace una semana era "justa y equilibrada" y que no cabía, por tanto, "ningún tipo, de compromiso" para dar satisfacción a los croatas.

Westendorp señaló que Koschnic había mostrado. "disponibilidad en los plazos de la ejecución de su plan". "La decisión es inamovible, pero la ejecución es otra cosa", agregó, antes de señalar que el edil del sector croata había cortado todas las relaciones con la administración de la UE.

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En un solar en el que la cooperación española levantará un centro para minusválidos, el edil del sector musulmán aseguró al ministro español que aceptaría cualquier decisión de Koschnick. Horas más tarde su homólogo croata no tuvo un lenguaje tan conciliador. "Se cerró en banda", afirmó un diplomático español que asistió a la entrevista.

A pesar del callejón sin salida en el que se encuentra sumida Mostar, las calles de la ciudad respiraban ayer tranquilidad. Algunas pocas casas destruidas del centro están incluso empezando a ser reconstruidas. La policía croata mantiene, no obstante, un control cerca de un edificio de correos, en la entrada de su sector, para impedir el acceso de los hombres musulmanes en edad militar. Mujeres, niños y ancianos pueden cruzar el río Neretva sin problemas.

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