Una fórmula peculiar
FERNANDO HUICI
Uno de los rasgos más singulares que distinguen a Arco del común de las ferias internacionales de arte es el lugar que en ella ocupan los contenidos y programas de vocación específicamente cultural, no vinculados directamente a la naturaleza comercial que, en principio, se presupone como objetivo de un acontecimiento de este tipo. Un aspecto, además, que viene cobrando un protagonismo creciente en las últimas ediciones, para alcanzar en este Arco 96 un auténtico paroxismo.Dentro de esa vocación de mestizaje, a medio camino entre feria y bienal, es un apartado como Alemania en Arco. La iniciativa resulta, cuando menos, paradójica. La feria madrileña invita graciosamente a participar en la feria a una docena de profesionales del más sólido de los mercados artísticos europeos. La selección presentada -de la que a última hora han fallado algunos nombres de prestigio, como Konrad Fisher o Michael Werner- resulta, a mi juicio, de desigual interés. Sin duda, los mejores conjuntos son los ofertados por galerías como Monika Sprüth & Philomene Magers (por sus espléndidos Gerhard Merz y los Rosemarie Trockel), como Bärbel Grässlin (por sus Förg, Dorner, Oehlen y Rückriem) y Johnen & Schöttle.
Peculiar resulta también, en otro sentido, la acumulación de stands institucionales y de entidades de todo tipo ajenas a la estricta esfera de las galerías. En este apartado, donde por lo general la oferta es de carácter meramente informativo, se incluyen, con todo, varias iniciativas que exponen fondos artísticos, incluso de muy notable importancia. Destacaré, en primer lugar, la selección de obras del Museo de Bellas Artes de Alava, institución pionera en nuestro coleccionismo contemporáneo, con obras impresionantes de Picasso, Miró, Guerrero, Palazuelo o Arroyo, entre otros muchos. Bien notable es también lo que de su célebre colección de obra sobre papel nos ofrece el Deutsche Bank, entre lo que me han impactado los Polke, Förg, Knoebel, Troeckel y la delicada Karin Sander. En el stand de la Fundación Aena destacan el hermoso Tàpies, el Óscar Domínguez y un Arroyo espectacular. De la Colección Fenosa deben verse ante todo el Aquerreta, el Castillo, el Charris y la escultura de Leiro. Para cerrar, señalaré la cita obligada con el Tápies último y los hipnóticos retratos de Cartier Bresson, en El País Semana-Babelia, así como las ilustraciones para Blanco y Negro del gran Alamada Negreiros, rescatadas por Abc. En fin, que la oferta, en este terreno, es mucha. Faltan aún sorprendentemente stands donde el propio coleccionista privado pueda exponer su patrimonio. De acentuarse la tendencia, este tipo de espacios pueden acabar desplazando por entero de la geografía de Arco a las mismas galerías.
Babelia
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