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Conmoción en Rusia por la muerte de Brodsky

"El sol de la poesía rusa se ha apagado". Con estas palabras informaba la agencia oficial Itar-Tass de la muerte de Joseph Brodsky el domingo en Nueva York a los 55 años. Esta pérdida ha causado consternación y amargura en el país que fue obligado a abandonar hace 23 años. El mismo Brodsky comentó sobre su emigración que "es mejor ser el último de los fracasados en una democracia que mártir o dueño de corazones en una tiranía".Galina Starovóitova, diputada rusa y amiga del poeta durante 25 años, declaró ayer que Brodski debería ser enterrado en San Petersburgo, el lugar donde nació. "Muchas veces habló con sus amigos de su ilusión de regresar a Rusia, que en su tiempo lo expulsó", dijo. Starovóitova recordó a los posibles oponentes norteamericanos a su idea que el corazón del gran novelista armenio William Saroyan, que murió en EE UU, está sepultado en Armenia , y el de Frederick Chopin, en Varsovia. "La obra de Brodsky, aunque universal, pertenece ante todo a Rusia", escribió ayer la diputada a la comisión encargada de organizar los funerales del gran poeta.

Brodsky, en sus propias palabras, perteneció a esa "generación que nació cuando los crematorios de Auschwitz funcionaban a toda su potencia y cuando Stalin estaba en el cenit de su poder absoluto", a la generación que llegó al mundo, a juzgar por todo, para continuar aquello que teóricamente debía morir en esos crematorios y en las anónimas fosas comunes del archipiélago estaliniano".

Destierro

El 12 de febrero de 1964, Brodsky es sentenciado a cinco años de destierro, pero gracias a las protestas de varios intelectuales soviéticos de renombre y a la presión internacional, puede abandonar la aldea Norenskaia cuando sólo había cumplido un año y cinco meses de condena. Vuelve a ganarse la vida como traductor de poesía y vuelven las persecuciones. Siete años más tarde un avión lo lleva a Viena y comienza su vida fuera de Rusia.Hasta 1988, Brodsky había publicado en la hoy desaparecida URSS un puñado ínfimo de sus poesías y ningún libro. El ganar el premio Nobel de Literatura en 1987 le abrió las puertas de las editoriales nacionales.

Fue un individualista a ultranza y por ello el régimen comunista lo veía como un enemigo. "Si el arte enseña algo, es precisamente la individualidad de la existencia humana escribió Brodsky. "La obra de arte -la literatura en especial y la poesía en particular- conversa con la persona tête-á-tête, estableciendo con ella relaciones directas, sin intermediarios. Por eso los defensores del bien para todos, los soberanos de las masas, los heraldos de la necesidad histórica no quieren el arte en general, la literatura en especial y la poesía en particular", señala el poeta. Pero Brodsky pensaba que "el auténtico peligro para el escritor no es tanto la posibilidad de ser perseguido por parte del Estado, como la posibilidad de verse hipnotizado por él".

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