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Clinton proclama en su discurso sobre la Unión que la era del Estado protector ha terminado

Antonio Caño

El presidente Bill Clinton -y también el candidato Bill Clinton- proclamó que "la era del gran Estado ha terminado". Recogiendo la esencia del programa del Partido Republicano en un discurso pronunciado la noche del martes, en el que enseñó por primera vez sus cartas para las elecciones a la Casa Blanca del próximo mes de noviembre. Clinton apeló a la unidad de los norteamericanos, por encima de las diferencias políticas, para afrontar un futuro en el que el Estado no podrá ser la respuesta para todos los problemas de los ciudadanos. Al mismo tiempo, el presidente de EE UU advirtió que eso no debe hacerse al precio de "abandonar a su suerte" a los más necesitados, sino con sentido de la solidaridad y el trabajo en equipo.

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En su último discurso sobre el Estado de la Unión antes de entrar en campaña electoral, Clinton abandonó gran parte de la ortodoxia tradicional del Partido Demócrata para perfilar un programa de corte conservador -tanto en lo económico como en lo social y moral-, con sólo pequeñas concesiones a los sectores liberales. De esa manera, el presidente se adueñó del amplio espacio de centro en el que se mueve políticamente la clase media estadounidense y confirmó las posibilidades de reelección que le atribuyen las encuestas.Cuando el senador Bob Dole, principal aspirante a la candidatura republicana a la Casa Blanca, intervino para dar respuesta al discurso presidencial, no tenía ya nada nuevo que aportar porque Clinton se había apoderado de sus ideas. El presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, sólo pudo anunciar ayer que se encargaría personalmente de poner a prueba las promesas de Clinton de reducir el tamaño del Estado.

Un 51% de los norteamericanos, según una encuesta de la cadena de televisión ABC, cree que el presidente está en la buena línea, y sólo un 28% considera que quienes tienen razón son los republicanos. Según una encuesta de la cadena CBS, el 65% de la población estima que Clinton tiene las mejores ideas sobre el presupuesto; un 25% apuesta por las de los republicanos.

Consciente de que el país está cansado de la pelea entre demócratas y republicanos sobre el presupuesto, Clinton se situó por encima de los partidos para inaugurar lo que llamó "la era de las posibilidades". Incluso elogió a la oposición por "la energía y la determinación" que había demostrado en la lucha contra el déficit público. Utilizó numerosos ejemplos para destacar la importancia de la unidad, se pronunció en contra de "la división, la discriminación y el rencor", y destacó que "la iniciativa individual y el trabajo en equipo no son virtudes contrapuestas".

Clinton penetró también en el programa republicano para defender con fuerza los valores familiares y la necesidad de mano dura en la lucha contra el crimen. Criticó enérgicamente la violencia, en la televisión y se declaré partidario de sentencias aleccionadoras contra los traficantes de drogas.

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El presidente aprovechó la solemne oportunidad de un discurso difundido por todos los canales de televisión para criticar a los republicanos por los dos cierres parciales del Gobierno ocurridos el año pasado y por colocar a Estados Unidos al borde de la suspensión de pagos. Insistió en los aspectos más populares del programa demócrata, la defensa de las pensiones, las ayudas sanitarias, la educación y el medio ambiente, y prometió que su plan conseguirá acabar con el déficit sin obligar a la población a los sacrificios que pretenden los republicanos. "Estoy convencido de que equilibraremos el presupuesto y haremos del déficit un legado del ayer", manifestó el presidente.

Clinton criticó la tendencia al aislacionismo surgida en los últimos meses en Estados Unidos, y redefinió el papel internacional de este país como "el mejor pacificador del mundo".

El presidente tuvo una mención solidaria con Hillary Clinton -"una gran esposa, madre y primera dama"-, que mañana comparecerá ante un gran jurado para prestar declaración sobre su implicación en el escándalo Whitewater.

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