El tebeo vive en España un momento de cambios
Yellow Kid, el primer personaje que por convención de los expertos marca el comienzo del noveno arte, se sorprendería del actual panorama de la historieta en España. Podría comprobar que, tras 100 años del nacimiento del cómic, sus colegas, los personajes modernos, tienen su misma expresión. Los rasgos orientalizados del rostro de Yellow Kid coinciden con los de los protagonistas de los manga o comics japoneses, que en el mercado español de hoy en día muestran su supremacía frente a otras estéticas y concepciones del cómic.La actual situación del cómic en España es de tránsito. Poco queda hoy del retrato social y del compromiso político que un amplio sector de dibujantes españoles cultivaron a mediados de los años setenta. Tampoco la vocación pictórica y esteticista de los autores en los años ochenta rebasó los límites, de su propia década. Los superhéroes y los manga parecen atraer a la mayoría de los lectores.
Las revistas de cómic, principal motor del auge del cómic de los últimos 20 años, han desaparecido del mercado. De la multitud de cabeceras -Totem, Comic Internacional, Creepy, Zona 84, 1984, Cairo, Cimoc...- que marcaron un despegue del cómic de autor en España, sólo se publica El Víbora.
Cimoc, creada por Norma Editorial en 1981 acaba de despedirse con un número especial, La que fue abanderada de una concepción muy europea de entender el cómic ha tenido que sucumbir recientemente ante la clara realidad de que el público ha cambiado de gustos y de necesidades. El tradicional formato de revista periódica de historietas prácticamente ha desaparecido. Los últimos intentos en esta línea, Viñetas, editada por Glénat, y Top Cómics, de Edicions B, no fructificaron plenamente.
Como consecuencia del decreciente interés por las revistas y el rechazo a productos demasiados caros, el concepto de álbum de lujo, herencia clara del mercado francés, parece estar en retroceso. El sueño de colocar los cómics en las estanterías de las librerías, que parecía la panacea del sector, no ha funcionado. Han seguido siendo los quioscos, los puntos naturales de venta. También las tiendas especializadas viven un destacado auge gracias a la diversificación de la oferta con la comercialización de productos derivados del cómic.
Ante el cierre de revistas, los autores españoles han tenido que buscar nuevas salidas profesionales o intentar rentabilizar sus trabajos en el extranjero.El imperio japonés
Como alternativa al libro de cómic en tapa dura y papel de muy buen calidad, el formato de comic-book, emparentado con el tebeo de consumo de toda la vida, parece haber sido la opción de las estrategias. de las editoriales, que ven como las historietas de cómic de superhéroes procedentes del mercado estadounidense mantienen sus ventas y el techo del mercado del manga o cómic japonés aún no ha sido alcanzado.
¿Quiere decir todo esto que el centenario del cómic en España se celebrará conjuntamente con el de su óbito? Nada parecido, Los jóvenes leen más cómics que nunca, ya que los videojuegos se han convertido en un aliado de las historietas. Las academias de dibujo dedicadas exclusivamente a formar creadores de cómic están llenas a rebosar y pequeñas editoriales independientes, como Camaleón Ediciones, han sabido rentabilizar su esfuerzo gracias a la publicación de historietas que han conectado con los gustos y el bolsillo del nuevo público adolescente.
Incluso han aparecido un buen número de autores noveles que han expresado con el trazo y con la planificación de las viñetas su gran interiorización del legado japonés. Tampoco la creciente asistencia y volumen de ventas del Salón del Cómic de Barcelona parece demostrar que exista una crisis, sino una reorientación del sector.
Como toda situación de tránsito, el único peligro es el olvido de sus precedentes. El salto generacional que se ha producido ha creado cierta desconexión entre los nuevos aficionados y los autores con la producción anterior. La mayoría de los jóvenes lectores de manga poco conocen del cómic español reciente. La celebración del centenario del cómic en España tendría que servir para evitar esta desconexión.
Babelia
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