Nueva fricción entre China y EE UU por un visado al vicepresidente de Taiwan
Estados Unidos confía en que el enfado del Gobierno de China por la concesión de un visado de tránsito al vicepresidente de Taiwan sea una tormenta en un vaso de agua. "Las relaciones entre EE UU y China son demasiado importantes como para verse afectadas por una, cosa así" aventuró el portavoz del Departamento de Estado, Nicholas Burns.
El Gobierno de Taiwan confirmó ayer la recepción del visado norteamericano para que el vicepresidente Li Yuan Zu pase por EE UU con motivo de su viaje a la toma de posesión del presidente de Guatemala, el próximo día 14. Desde 1994, las autoridades norteamericanas adoptaron esta política, a pesar de las protestas de China, que lo considera una violación de los acuerdos entre Washington y Pekín. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino pidió el jueves a EE UU "no tomar decisiones que perjudiquen las relaciones entre los dos países y que hieran los sentimientos de los chinos". Aunque este es un caso menor, el régimen de Pekín contempla con preocupación el afianzamiento de Taiwan en la escena internacional. El Gobierno de Taipei mantiene relaciones diplomáticas con 31 países.El peor momento de la historia reciente entre EE UU y China fue el pasado verano, cuando el Departamento de Estado autorizó la visita del presidente de Taiwan, Lee Teng Hui, para que pudiera asistir a una reunión de antiguos alumnos de la Universidad Cornell, en el Estado de Nueva York. China suspendió varias visitas oficiales a EE UU y llevó a cabo pruebas nucleares en julio y agosto. La tensión empezó a disiparse en septiembre, cuando la expulsión de China del activista de derechos humanos Harry Wu permitió la presencia en Pekín de Hillary Clinton para asistir a la Conferencia de la ONU sobre las mujeres.
En esta ocasión, los cálculos norteamericanos apuestan por una reacción menos fuerte por parte de las autoridades de Pekín que en el caso del visado presidencial.
A pesar de estas batallas diplomáticas las relaciones económicas entre los dos países son de tal magnitud que ninguno de los dos está dispuesto a ponerlas en peligro,
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