La Unión Europea advierte a EE UU que sus sanciones contra Irán y Libia son ilegales
La Unión Europea (UE) ha advertido a Estados Unidos que las sanciones que prevé tomar contra las compañías, europeas que inviertan en el sector energético en Irán y Libia son ilegales y que, si se ponen en práctica, las denunciará ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). El aviso fue entregado en Washington el 22 de diciembre al secretario de Estado adjunto norteamericano para Oriente Próximo y Norte de África, Robert Pelletreau, por el director general del Ministerio de Asuntos Exteriores español para la misma región geográfica, Miguel Angel Moratinos. Moratinos encabezaba una troika comunitaria integrada también por altos funcionarios de Francia, Italia y de la Comisión Europea.
Su gestión en Washington fue el último acto de la presidencia española de los Quince en materia de política exterior antes de pasar el testigo a Italia el 1 de enero pasado. Las diligencias que efectuó en el Departamento de Estado son casi idénticas a las que el 15 de marzo llevó a cabo el vicepresidente de la Comisión, Leon Brittan, rechazando el endurecimiento del embargo norteamericano a Cuba.La UE manifiesta, según la misiva entregada por Moratinos, "su determinada e inequívoca oposición a la aplicación extraterritorial de la legislación de EEUU, que restringiría el comercio de la Unión con terceros países ( ... ) y asegura que Estados Unidos carece de fundamentos en el derecho internacional para reivindicar el derecho de imponer sanciones a personas o compañías extranjeras que suministren a Irán material" para el desarrollo de su industria petrolera y del gas.
Tal iniciativa, prosigue el texto, "infringiría las obligaciones contraídas por EE UU en la OMC". "Una disputa comercial sobre Irán sería un inicio nefasto paria este importante acuerdo". La UE, concluye, se reserva el derecho de demandar ante la OMC a Washington por la ilegalidad de las medidas adoptadas.
Justo antes de que llegase la troika, el Senado norteamericano acababa de aprobar, a instancias del republicano por Nueva York Alphonse d'Amato, un proyecto de ley que prevé la aplicación de sanciones contra las empresas extranjeras y sus filiales que "exporten, transfieran o suministren a Irán bienes o tecnología" para la explotación petrolera o del gas por valor de al menos 40 millones de dólares (4.800 millones de pesetas). Posteriormente, la amenaza fue ampliada a Libia. La Cámara de Representantes deberá pronunciarse este mes sobre el mismo proyecto, que puede ser endurecido.
El principal castigo al que podrán ser sometidas esas compañías consiste en denegarles créditos superiores a 1.200 millones de pesetas por parte de instituciones financieras norteamericanas. La Administración norteamericana ha logrado que el Senado edulcore algo el proyecto de D'Amato cuya versión original incluía otras sanciones, como la prohibición de importar en EE UU productos de esas empresas y de otorgar visados de entrada a sus ejecutivos cuando efectúen viajes de negocios.
Margen de maniobra
También ha conseguido que el presidente Bill Clinton cuente con un gran margen de maniobra a la hora de decidir qué compañías deben ser penalizadas.En Libia, la española Repsol figura entre las posibles víctimas del castigo norteamericano, junto con la italiana Agip, la austriaca OMV y las alemanas Veba y Winterschall, mientras que en Irán las primeras perjudicadas serían las francesas Total y Elf.
La iniciativa del senador D'Amato se enmarca en una estrategia, puesta en marcha en junio, tendente a imponer un embargo unilateral al régimen de Irán, convirtiéndolo de hecho en una segunda Cuba. La Casa Blanca aceptó además el mes pasado que la CIA (la agencia de espionaje norteamericana) dedique 20 millones de dólares (2.400 millones de pesetas) para "moderar" a las autoridades de Teherán. Un, 10% de esa cantidad serán dedicados a apoyar actividades de la oposición en Irán.
Durante su visita a Madrid, el 3 de diciembre, Clinton también deploró ante el presidente español, Felipe González, la benevolencia europea ante los intentos de Irán por poseer el arma nuclear. Este asunto fue uno de los que alargó la conversación en el palacio de La Moncloa en 50 minutos más de lo previsto, pero ningún portavoz español informó a la prensa de que hubiese sido abordado. Por su parte, Brittan, que asistió a la entrevista, se quejó de antemano del proyecto D'Amato.
Ante los reproches europeos, la Administración norteamericana alega que la iniciativa parte de la Cámara alta y que ya ha hecho todo lo posible para suavizar la ley. En el Ministerio de Exteriores español se reconoce que sus argumentos tendrían más peso en Washington si hubiesen obtenido del régimen iraní el levanta miento de la fatwa (condena a muerte) promulgada contra el escritor británico Salman Rushdie por el ayatolá Jomeini.
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