La damita en el huerto
Vista una, vistas todas: esta obra de enredo, amores, gozos, embozados y alguna espada, de Lope de Vega, es sensiblemente igual a las de su propio montón. Una más, como se había hecho en todos los apólogos anteriores y se hará, en el teatro universal siguiente, el sistema del enamorado para entrar en la casa es el de fingirse maestro. De danzar, aquí, lo que permite que el actor rasguee la guitarra, zapatee y cante algo. Mirando más hacia el fondo, ésta es una de las comedias de Lope donde las damitas tienen la iniciativa, gozan del galán y salen indemnes. Mas aún: la que se lo lleva al huerto -literalmente- es la hermana casada, suplantando a la soltera, que es la pretendida. Era un Madrid de sordos y ciegos: y un poco tontos. No distinguían bultos, voces de hombre o mujer, cuerpos tocados. El orgasmo de la hermana equivocada es, en el fondo de la obra, justo: es la casada con el viejo, lo cual pertenece también al tópico de. la época. Cuidado, la condena de la diferencia de edades era un tema progresista: criticaba la costumbre de la venta de la hija por los padres al mejor postor, en lugar de dejar la elección libre, o el triunfo del amor. Pese a todo es lo que pasa en la obra, el trasfondo sigue siendo cruel: cuando se descubre la cuestión del huerto, es la hermana soltera -y quién sabe si virgen o no- la que asume el protagonismo porque ella sólo perdería la honra, pero su hermana perdería la honra y la vida.Simetría
El maestro de danzar
Autor: Lope De Vega. Intérpretes: Moncho Sánchez-Diezma, Diego Fernández, José Luis Alcobendas, Patricia Sanz, Beatriz Nicasio, Miriam Montero, Juan Rueda, Nacho Marraco, Germán Estebas. Coreografía: Rosa Amor. Escenografía, vestuario y dirección: Ángel Gutiérrez. Teatro de Cámara, 23 de diciembre.
El viejo figurón, descoyuntado y jorobeta, gritón y caedizo, saca ya alguna vez la espada (Juan Rueda interpreta este personaje y se convierte en primer actor: indudablemente, cada vez que el público le ríe, él se contorsiona más. El teatro). El final: la soltera se casará con el galán que ya gozó de su hermana creyendo que era ella, y la casada sigue con el viejo, aunque ya se imagina cómo va ser en adelante. Hasta la criadita se casa con el servidor, para seguir la costumbre y el eje de simetría del antiguo teatro.
Ángel Gutierrez vino de la Unión Soviética en 1980, fue profesor de la Escuela de Arte Dramático, creó compañía con sus alumnos, construyó un teatro -el de Cámara- y se mantiene por encima de todas las dificultades: con esta comedia celebraba los quince años de la fundación.
Actores y actrices, que han ido cambiando, tienen todavía apego a la escolaridad: pero sus voces están colocadas, y la comprensión del verso, garantizada. Salva a las damitas de la cursilería, a los galanes de la fanfarronada y al público del aburrimiento.
Babelia
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