Saldos con muertos poco muertos
En el press-book de presentación de Asesino del más allá, la segunda película de Brett Leonard estrenada entre nosostros en poco tiempo -la anterior, Virtuosity, era una solemne tontería perfectamente olvidable-, los responsables de vender la película se esfuerzan por informar a quien guste leerlo que el filme tuvo un complejo rodaje, que la secuencia del accidente supuestamente mortal tuvo que ser rodada varias veces, y algunos etcéteras más. No será quien esto firme el que ponga en duda tales extremos; pero en todo caso, es su deber informar que, más allá de supuestas proezas técnicas, Asesino del más allá no deja de ser ante todo una modesta producción fanta-terrorífica, un cruce entre cualquier telefilme de los que abordan la muerte aparente, filón, prolífico en el audiovisual USA desde hace algún tiempo, y una trama criminal tan endeble como patéticamente resuelta.O dicho de otra manera, el filme de Leonard, cuyo único título anterior era otra inanidad llamada El cortador de césped, existe sólo porque cada año hay que crugir la cuota de terror y hemoglobina, y porque los vídeoclubes están literalmente sedientos de cosas así. No vale ni siquiera el reclamo de un actor otrora conocido, Jeff Goldblum, empeñado en un viaje hacia la nada que lo está llevando a un auténtico callejón sin salida: del astro que pudo ser a la luminaria de quinta categoría en que se ha convertido media una carrera tan erráticamente llevada como pésimamente asumida.
Asesino del más allá (Hideaway)
Dirección: Brett Leonard. Guión: Andrew Kevin Walker y Neal Jiménez. Fotografía. Gale Tattersall. Música: Trevor Jones. Producción: Jerry Baerwitz, EE UU, 1994. Intérpretes; Jeff Goldblum, Christine Lahti, Alfred Molina, Alicia Silverstone, Jeremy Sisto. Estreno en Madrid: Multicines Fuenlabrada y Cervera.
Visiones
Así las cosas, el filme sólo mantiene un interés, y relativo, durante su primer tercio: un hombre que aparentemente ha fallecido como consecuencia de un accidente, vuelve a la vida por la intervención de un médico especializado en estos trances. Pero de allí no se vendrá solo: poco después, comenzará una serie de misteriosos asesinatos, que pronto, se revelarán visiones de nuestro muerto, pero menos. Visiones que, en todo caso, resultan reales y que progresivamente involucran... a su propia familia, con lo que tenemos así, por el mismo precio, otro producto de núcleo doméstico amenazado. No niega quien esto firma que el filme tenga su público potencial, compuesto mayoritariamente por cierta audiencia adolescente, habitual consumidora de chorradas de esté calibre. Sólo advierte a quienes le piden al cine algo un poco consistente que decididamente no es ésta su película.
Babelia
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