Diez nombres para la tradición
Un paseo por cererías, pastelerías y tiendas de belenes de sabor añejo
"Cuando era chaval, en Soria, después de la guerra, hacía guirlache con dos pesetas de cacahuetes y azúcar, por que no teníamos dinero para turrón. Y, mira por dónde, acabé de pastelero", cuenta Ángel Pascual, encargado de la Antigua Pastelería del Pozo una de las más tradicionales tiendas de turrón y mazapanes artesanos de Madrid, fundada en 1830 por la familia Agudo. Aunque se han ido renovando las especialidades -el último es el turrón de naranja-, que incluyen pan de Cádiz, polvorones y mazapán, lo que más se vende en Navidad sigue siendo el turrón de toda la vida, el de Jijona -el blando- y el de Alicante -el duro-, y los roscones de Reyes.La historia de Esperanza Comorites, propietaria de El Riojano, también parece marcada por el destino. Llegó de Zamora hace 27 años y entró a trabajar como dependienta en esta pastelería -que ha sido proveedora de la Casa Real-. Trabajó tres años y luego lo dejó al casarse, pero siguió manteniendo el contacto con los dueños. Recuerda cómo empezó todo: "Un día, alguien le dio cinco duros a mi hijo y él se fue a comprarme un dulce a El Riojano. Guillermo, el dueño, le vendió una rosquilla. Mi hijo le dijo que por qué no le regalaba la pastelería a su mamá, ya que él no la necesitaba porque tenía mucho dinero. Hoy mi hijo tiene 20 años, y trabaja aquí de pastelero. Yo compré la pastelería hace seis". El ambiente y la decoración de El Riojano casi permanecen igual desde que en 1855 Dámaso de la Maza, el pastelero particular de la reina regente, abandonase Cameros (La Rioja) y se estableciera en Madrid.
En Casa Mira tienen turrón todo el año. Amelia Almodóvar lleva 20 años trabajando en esta pastelería, que se ha convertido en la mayor especialista de turrón del país. Desde que hace siglo y medio Luis Mira, un labrador de Jijona, se dedicara a fabricar turrón y venir a venderlo a Madrid en burro, para más tarde, establecerse en la capital, hasta sus actuales propietarios -la sexta generación de Miras-, por esta tienda ha pasado gente de todo el mundo en busca de sus famosas tabletas. Además de los imprescindibles Jijona y Alicante, los amantes del dulce de la almendra y el azúcar pueden elegir entre las variedades de avellana, yema, guirlache, chocolate, frutas, nieve, Cádiz y coco, todos ellos a 3.960 pesetas kilo.
Una cena de Nochebuena y Nochevieja pide turrón, mazapanes... y velas. Más de cien años lleva la familia Ortega regentando su cerería -fábrica y tienda- de la calle de Toledo. En ese tiempo, casi todo permanece igual en la estética del local, que sigue presidido por una enorme balanza romana. En ventas sí se han notado cambios. Lo cuenta Leonor Fernández, su actual propietaria, que reniega de las velas de olores que tan de moda se han puesto en los grandes almacenes: "Las iglesias consumen cada vez menos. Navidades es una época alta, aumenta el consumo de velas de adorno y de centro de mesa. Pero el mayor consumo es. en los Santos, y sobre todo gracias a los gitanos, que veneran mucho a sus muertos con velas".
La Cerería Santa Cruz lleva 160 años fabricando y vendiendo velas, y la del Niño del Remedio ahí está, pared con pared con la capilla del Niño que arregla todos los males, desde principios de siglo. Pero en vísperas de Navidad, las velas de adorar al Niño pierden interés ante la avalancha de velas papanoel, velas abeto o muñeco de nieve y velas para centros de mesa, que son las más solicitadas estos días. No hay Navidad completa sin Belén. Dos tiendas del centro de Madrid especilizadas en imaginería tuvieron que reciclarse de sus anteriores ocupaciones y pasaron a la venta de figuras. La Librería Luis Vivas cambió los libros por las imágenes para no perder ventas. Su vecina de enfrente, Heyca, llegó a las imágenes partiendo de los bolsos de cuero. Las abrieron hace unos cincuenta años. Venden belenes fabricados especialmente en Murcia. Un misterio se puede comprar desde 10.000 pesetas.
Manuel Palomeque abrió la tienda que lleva su nombre el día de la Inmaculada de 1873. Por sus mestradores han pasado innumerables escolares en busca de tarjetas de arte. Al principio vendían soldaditos de plomo y luego se especializaron en estampería y objetos religiosos; sector concentrado en torno a la plaza Mayor. En estas fechas se dedica a vender figurillas de belenes.
El autoservicio
Emilio Huguenin vino desde París en 1839 para fundar Lhardy. "Fue el primer autoservicio de España y el primer bar al que se permitía entrar señoras solas", relata Antonio Tránchez, director de Lhardy. "Los clientes siguen viniendo a servirse ellos mismos su tacita de caldo y sus propias croquetas, a la vez que compran sus dulces navideños".Pastelería El Pozo (Pozo, 8; metro Sol). El Riojano (Mayor, 10; metro Sol). Lhardy (Carrera de San Jerónimo, 8; metro Sol). Casa Mira (Carrera de San Jerónimo, 30; metro Sevilla). Cerería Ortega (Toledo, 43; metro Latina). Cerería Santa Cruz (Atocha, 5; metro Antón Martín). Cerería Donados. El Niño del Remedio (Donados, 4; metro ópera). Librería Luis Vivas (Paz, 13; metro Sol). Heyca (Paz, 13; metro Sol). Palomeque (Arenal, 17; metro Sol).
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