10.000 millones para sanear la bahía de Santander, amenazada de muerte
Las obras, con financiación de la UE, se iniciarán en verano
Casi 10.000 millones de pesetas importarán las obras de saneamiento de la bahía de Santander que el Gobierno regional, con financiación de la Unión Europea (UE), iniciará finalmente el próximo verano. La enorme ensenada, con una superficie de 34 kilómetros cuadrados, tan vasta como el propio término municipal de la capital, está desde hace años amenazada de muerte por la contaminación. Esta situación, que el plan de saneamiento denunciaba hace una década como caótica, no ha hecho más que empeorar en los últimos años.
Para que puedan iniciarse las demoradas obras se ha incluido en los Presupuestos de 1996 una partida de 1.900 millones de pesetas procedentes del fondo de compensación interterritorial. Sanear la bahía de Santander, como acaba de informar el consejero de Medio Ambiente, José Luis Gil, equivale a dar servicio a ocho municipios de Cantabria asentados en su área de influencia y depurar las aguas residuales que habitualmente vierte la mitad de la población de esta región.Cuando los técnicos redactaron hace una década el estudio advirtieron ya una situación caótica que con el transcurso de los últimos años ha ido haciéndose más crítica.
Se llegaron a localizar en aquel entonces hasta 76 puntos de vertidos fabriles procedentes de más de 300 empresas asentadas en las márgenes, habitadas por unas 250.000 personas, casi la mitad de la región contando la propia ciudad de Santander. En la actualidad, unas 20 toneladas de materia orgánica y otras 14 de sólidos suspendidos se vierten cada día a la bahía.
Semejante situación podría ocasionar sin tardar mucho una fuerte sanción por parte de la Comisión Europea al Reino de España por la vulneración de numerosas directivas comunitarias dictadas en defensa del medio ambiente.
Rellenos artificiales
La bahía de Santander ha perdido en los últimos 150 años casi la mitad de su superficie natural a causa de los rellenos artificiales, que comenzaron ya en la Edad Media, si se tiene en cuenta que todas las calles llanas de la capital fueron ganadas al mar. Las obras para su recuperación biológica y ecológica se prolongarán a partir del próximo verano hasta el año 2000.En las últimas décadas, especies como la lubina, dorada y casi todos los crustáceos desaparecieron prácticamente de las aguas y fondos marinos santanderinos.
El 11 de agosto de 1991 el problema de la contaminación se trasladó a las calles de la capital, con el desfile de centenares de personas, en su mayor parte mariscadores de los pueblos del sur de la bahía, ecologistas y representantes de partidos que reclamaban el cese de vertidos industriales y la depuración de la bahía, cuyo plan integral ya tenía la Diputación regional sin que se hubiese puesto en marcha. El coste de la ejecución ascendía por entonces a unos 6.000 millones, casi 4.000 millones menos que en la actualidad.
Cantabria parece querer ahora rectificar errores y negligencias del pasado de su política de conservación del medio ambiente. Baste recordar que hace cuatro años y medio se adjudicó una planta de reciclaje de residuos, presupuestada en 8.000 millones de pesetas, de la que no llegó a ponerse la primera piedra.
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