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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La historia del cocinero, la tranviaria y la portera

Como todo buen turista sabe, o debería saber, Bruselas es una bella ciudad con un buen servicio de tranvías y cuyo monumento más característico es el popular Manneken Pis, una pequeña estatua de un niño haciendo pis, que está situada en el cruce entre dos pequeñas calles de la parte antigua de la ciudad.Esta película toma su nombre de esta célebre estatua y al personaje protagonista le ocurre otro tanto con el apodo, porque en un determinado momento de su vida, cuando todavía es un niño, abandona el automóvil familiar para hacer pis precisamente en el momento en que el vehículo donde le esperan sus padres es arrollado por un tren, el chiquillo se queda solo en el mundo y esta tragedia hace variar por completo el rumbo de su vida.

Manneken Pis

Director: Frank Van Pasel. Guionista: Christophe Dirickx. Fotografía: Jan Vancaillie. Música: Noordkaap. Bélgica, 1994. Intérpretes: Antje de Boeck, Frank Vercruyssen, Ann Petersen. Estreno en Madrid: Renoir (V. O. S).

Escatologías aparte, Manneken Pis es la primera película del realizador belga Frank van Pasel y se trata de una obra de tono menor, a la que le haría falta un mayor impulso narrativo del que tiene, al igual que le ocurre a su principal intérprete protagonista. Pero la película es agradable y despierta una cierta simpatía. Se trata de una especie de comedia de costumbres, que se desarrolla en un barrio obrero de Bruselas y que está centrada en un romanticismo de estilo y de tono duros, pero con algunas gotas de humor y de fantasía.

La película está narrada con extremada corrección y describe los amores entre ese Manneken Pis que, 16 años después de perder a su familia mientras él orinaba, llega a Bruselas dispuesto a conquistar el mundo, pero que queda atrapado por el sencillo amor de una experta tranviaria, ante la atenta mirada de la simpática portera del edificio en que casualmente viven ambos.

Si como peculiar comedia de costumbres, a pesar de estar hablada en valón, Manneken Pis carece de los elementos y las referencias suficientes para ser peculiarmente belga, como comedia romántica no llega a describir del todo la personalidad de los protagonistas y queda reducida a una demasiado tímida historia de amor entre una pareja de trabajadores, dentro de un mareo en el que se echa en falta una mayor ambientación, un mayor cuidado por situarlos en un escenario propio y culturalmente distinguible.

Dentro del conjunto brillan con luz propia los dos protagonistas del idilio, debido sobre todo a su amplia experiencia teatral. En primer lugar hay que situar a la joven Antje de Boeck; y muy cerca de ella se sitúa Frank Vercruyssen. A pesar de la excesivamente débil carga psicológica de sus personajes, ambos intérpretes consiguen que sus personajes tengan una vida propia. Y no puede pasar inadvertida la excelente fotografía de Jan Vancaillie.

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