La Romareda se divorcia del Zaragoza
El público de La Romareda ya no tiene fe en el campeón de la Recopa. Un silencio sepulcral, que se convirtió en una fuerte pitada acompañada de pañuelos al término del choque, selló la ruptura de relaciones entre el Real Zaragoza y su afición. La amnesia de los jugadores aragoneses es de tal calibre que la falta de acierto ante el gol ha dejado de ser un problema, dado que ahora ni crean ocasiones. Los datos estadísticos son aplastantes. En todo el primer tiempo, el Zaragoza tiró una vez entre los tres palo!, y sólo llegó en otra ocasión con cierto peligro, datos que no mejoró tras la reanudación. Y todo ello ante un Celta que acudió con la idea de destrozar cualquier esbozo de fútbol creativo y tuvo que recomponer su mentalidad ante la increíble sucesión de oportunidades que se le presentaron. De hecho, sólo la extraña torpeza que ayer mostró Gudelj ante el gol, evitó que el Celta sentenciara el partido en el primer período.Víctor Fernández ha rotado a los dieciséis jugadores de los que dispone de todas las formas posponsables pero no encuentra soluciones. La afición viene personalizando en Berti el desastroso juego, del equipo, pero el argentino se desliza por la misma pendiente que el resto de compañeros. Es cierto que había justificado sus malas actuaciones por la posición que ocupaba, pero ayer Víctor le situó donde había pedido y su fútbol fue igual de calamitoso. El problema es, en cualquier caso, de conjunto. Aragón y Nayim han pasado de afamados directores a extras, y Poyet no muestra ni fuerza física ni capacidad de llegada ante el gol. Hasta la defensa, la línea más sólida hasta ahora, hizo ayer aguas.
Lo más alarmante es que esta negación absoluta tuvo lugar ante un Celta que tardó muchos minutos en darse cuenta que el partido era suyo. Coloco de salida a nueve jugadores ante Prats, abandonando a su suerte a Gudelj. Sin embargo, tantos eran los errores zaragocistas, que el bálcanico dispuso hasta de cuatro ocasiones para marcar. En dos de ellas, de disparo lejano, Juanmi sacó de espectacular vuelo, y en otras dos, falló en el mano a mano con el portero.
Los datos no dejan lugar a dudas. El Zaragoza sólo ha ganado dos de los ocho partidos jugados en su estadio, donde ha marcado tres goles. El público dejó constancia de que ha agotado la paciencia.
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