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FÚTBOL DECIMOQUINTA JORNADA DE LIGA

El Betis recorta la estela del líder

El Atlético, acabó bombeando balones a un área cerrada a cal y canto

El Atlético lo tenía todo de frente para estirar su estela de líder. Barça y Espanyol encallaron el sábado y el Betis se personó en la cita del Villamarín con graves problemas de añoranza. Alfonso, Josete, Ureña, Kowalczyk y Ríos convalecían en la enfermería, y Stosic purgaba su quinta tarjeta. Enfrente ocurría lo contrario: Antic pudo elegir a su antojo el mejor once posible, aunque a última hora se le torciera la alineación de Kiko, que fue duda hasta un minuto antes del inicio del choque. Pero el Atlético falló. El Betis derribó al líder a base de sacrificio, planteando una partida complicadísima que obligó a Antic a jugársela como antiguamente: bombeando balones a un área cerrada a cal y canto.El Atlético perdió el partido en el último cuarto de hora de la primera parte.

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En ese intervalo perdió el norte y entregó el gobierno total al adversario. Después no supo cómo superar a una defensa que estuvo a la inmensa altura de la temporada anterior. Eso sí, al Atlético le sobró gallardía y entusiasmo. Poca cosa para separarse del Barcelona. Estaba claro que Serra Ferrer prefería un diálogo táctico, sin concesiones a la anarquía. Atrás, extremé la vigilancia de Kiko y Penev, aunque no cayó en la tentación de asignarles mar cajes individuales. El centró del campo era puro blindaje. No estaba Stosic para tirar de repertorio. El Betis perdía así en profundidad, pero con Merino ganaba en solidez.

La única licencia anárquica que se permitió el Betis fue entregar a Sabas las llaves del área rival. Con un tablero tan minuciosamente organizado, el Atlético no tuvo más remedio que aplicar la misma receta. Antic lo había calibrado de antemano. Con un rival tan castigado por las bajas, lo corriente es armarse para superar un mal trago táctico. El serbio planteó, la misma estructura física que su oponente.

Cuatro defensas en línea, el manido rombo en la medular y dos atacantes.

Desequilibrar un choque así concedía casi todas las opciones -a la virtud de la paciencia. Sin embargo, después de casi media hora de especulaciones y cautelas, llegarón tres goles de sopetón y por errores. de impaciencia. El 1-0 fue una descoordinación general del Atlético. Roberto aún buscaba a Jarni cuando Jaro oteaba el horizonte para sacar de portería. El croata, se había escabullido por el centró y, de pronto, se convirtió, en una cruel aparición para Molina. El gol estuvo precedido de un elegante movimiento de cintura que dejó moribundo al guardameta.Y, muy poco después, Jaime se traga un caracoleo de Caminero en su área. Instintivamente detuvo la magia del regate con el brazo.

Pero el líder volvía a la vida cuatro minutos después, de penalti. Lo peor sucedió entonces. Lo peor para el conjunto rojiblanco, claro está. Su juego perdió solvencia, la pizarra de Antic se embórronó de golpe. El Betis agradeció esos instantes de demencia atlética para firmar los mejores minutos de la primera parte y el gol de la Victoria. Tan cerca estaba el 2-1, que terminó por no resultar una sorpresa cuando llegó, aunque Kiko, entre medias, enviara al larguero un buen servicio de Caminero que el propio Kiko aliñó con desparpajo. A renglón seguido, otra vez Roberto cae en la tentación de apretarse demasiado a Jarni. Un golpe de riñones del croata abrió un pasillo suficiente para que Pier dispusiera de la asistencia perfecta. Para no entregar toda la gloria al dueño del carril izquierdo del Betis, Pier se sacó de la manga una vaselina certera que, devolvió la ventaja a su equipo.

El partido estaba roto ya con el 1-0. El gol descubrió la anchura del campo. La misma dimensión que ambos equipos habían intentado estrechar hasta el límite en un largo prólogo de muchos miramientos. El Atlético presentaba síntomas de descomposición.

El Betis se atrincheró y el equipo rojiblanco, se vio obligado a escenificar otra pieza con el entusiasmo como protagonista. Y no le perdió la cara al nuevo partido, un auténtico engorro defensivo organizado por Serra Ferrer.

Pero los viajes del Betis al área de Molina fueron pocos. Cañas optó por minar la moral de Pantic en vez de lanzar los contragolpes. Además, Sabas se fue al vestuario. El segundo arrebato de temor verdiblanco llegó después de una nueva salva de Kiko. Una salida en falso de Jaro dejó la portería a merced del jerezano. Sánchez para evitó el empate debajo de su portería. El error hundió al Atlético en una crisis de imaginación. Su único recurso fue ya tirar globos al área.

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