El Bach íntimo de Yehudi Menuhim
La figura de Yehudi Menullim (Nueva York, 1916) es de las más atractivas y entrañables de todo el siglo XX musical. Gran virtuoso del violín desde niño, su arte se caracterizó a lo largo de toda su carrera por un servicio constante a la idea musical y una afectividad que establecía, inmediatamente la comunicación con el público.Hizo mucha música de cámara y recuerdo muy vivamente los días del trío con el pianista Kent Ner y el violonchelista Cassadó que al morir interrumpió la actividad del grupo. De temperamento distinto a Cassadó, quizá Menuhim se parece a él por la honda dosis de humanidad que desprende su interpretación, por la condición bondadosa que asoma inevitablemente en las versiones.
Ciclo de Ibermúsica
Orquesta de cámara y coros lituanos. Director: Y. Menuhim. Solistas: I,. Russell, L. Bizneche, A. Janutas y B. Schollum. Auditorio Nacional. Madrid, 29 de noviembre.
Búsqueda de la verdad
La dedicación de Yehudi Menuhirri a las más diversas tareas humanitarias, su ayuda a Bela Bartok en los peores momentos del compositor durante su estancia en América, sus viajes y conexiones -con la música india- de Ravi Shankar o el jazz de Stephane Grapelli, su presidencia del Consejo lnternacional de la Música en la Unesco y, fundamentalmente, su hacer de la vida música como instrumentista, maestro y director sin vanidad, pero frecuentemente con resultados de muy refinada belleza, de una veracidad que responde a fin de cuentas al impulso que ha guiado toda la biografía de Menuhim: la búsqueda y 'difusión de la verdad'.
Este hombre, singular ha vuelto a Madrid al frente de una formación instrumental y otra coral procedentes de Lituania, para exponer uno de los grandes monumentos debidos a Juan Sebastian Bach: la Misa en si menor, a veces denominada "del Credo de Nicea"
La visión que Menuhim tiene de una partitura semejante no es la del hombre asomado ante la gran arquitectura sonora, sino la del que busca en ella los mil espacios místicos en los que Juan Sebastian halló reposo para su sentimiento de creyente, pata una espiritualidad acaso menos luterana que adivinadora del Vaticano Il.
Las arias, duos y coros, siguen el texto desde la fe que lo mueve y suena toda la obra en manos de Yehudi Menuhim con acentos íntimos que engloban tanto los pasajes líricos como los grandiosos, la interiorización del Credo, en la alegría extrovertida del Resurrexit, las estrofas de alabanza, el replegado Agnus dei y la serena súplica final de paz.
Los profesores de la orquesta de cámara lituana y los cantores de Kauna se identificaron en un mismo espíritu durante su interpretación, aun cuando las perfecciones de los primeros superaron las de los segundos.
Fueron solistas totalmente idóneos la soprano Lynda Russell, tan conocida de todos, la mezzo rumana Liliana Bizneche, el tenor de Halle, Algirdas Janutas y el bajo austriaco Benno Schollum, un poco, frenos brillante, integrados todos en un estilo adecuado y expresivo, ajeno a todo exceso historicista. El éxito fue total y muy largas las ovaciones, de una audiencia presidida par la reina doña Sofía.
Babelia
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