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La Comisión Europea intenta hoy de nuevo prohibir toda la publicidad del tabaco

Reino Unido, Holanda y Grecia, en contra de la iniciativa comunitaria

La Comisión Europea intentará hoy convencer a los Quince para que acepten que la prohibición de la publicidad del tabaco, hasta ahora limitada a la televisión, sea total. No es la primera vez que Bruselas intenta aprobar esta medida: desde 1989 lo ha intentado en nueve reuniones del Consejo de Ministros europeos de Sanidad. En esta ocasión, el principal obstáculo lo forman el Reino Unido, Grecia y Holanda. Otros países -Suecia, Alemania, Austria y Dinamarca- ponen también algunos reparos. Los anuncios de Philip Morris también han levantado ampollas en Bruselas.

La Comisión quiere que la publicidad de tabaco sólo pueda exhibirse en los establecimientos especializados en la venta de este producto. Apelan para ello al artículo 100-A del Tratado de la Unión, que otorga amplios poderes a la Comisión en materia de iniciativas tendentes a la protección de la salud y de la calidad de vida de los europeos. A juicio de Bruselas, rompe las reglas del mercado libre el hecho de que la publicidad de tabaco esté prohibida en la televisión, pero no en otros medios de comunicación como la radio o la prensa.Para la Comisión Europea, una prohibición total de la publicidad de tabaco no rompería estas mismas normas de libre comercio, porque "lo qué se prohibe no es el producto, sino la difusión de publicidad en determinadas condiciones". Y añade: "El tabaco como producto podrá seguir anunciándose en los establecimientos especializados, por lo que el consumidor de este producto, es decir, los fumadores, podrán estar bien informados sobre las novedades que se produzcan en el mercado".

"Es una restricción que ya se hace con otros productos delicados o nocivos, como las armas o algunos medicamentos", recuerda Bruselas. La Comisión entiende que hay que armonizar las diferentes legislaciones sobre la materia existentes en toda Europa, donde algunos países prohíben totalmente la publicidad, pero otros la toleran en diversas formas.

A su entender, la regulación voluntaria de la publicidad de tabaco existente en la actualidad no es efectiva: "Los códigos en vigor en algunos Estados miembros no cubren todos los tipos de publicidad en favor del tabaco. A ello se añade que las negociaciones son largas y secretas, que los controles sobre los acuerdos son muy difíciles y que en realidad no hay verdaderas sanciones para los incumplimientos".

El Reino Unido se opone a esta prohibición, y cuenta para ello con el apoyo de Holanda y Grecia. A juicio del Gobierno británico, no está demostrado que una mayor restricción en la publicidad del tabaco tenga como consecuencia una reducción del consumo de tabaco. Según sus estadísticas, el mayor número de personas fumadoras se da en los países en los que el tabaco es más barato, y no necesariamente en aquellos en los que la publicidad está prohibida. "El Reino Unido tiene la legislación más restrictiva en materia. de fumadores y no creemos que una prohibición de la publicidad a nivel comunitario vaya a reducir nuestro número de fumadores", sostienen los ingleses. "La solución es aumentar los impuestos sobre el tabaco, como hemos hecho nosotros", reiteran.

Los países europeos se enfrentan a un gran dilema respecto al tabaco: acabar con él trae evidentes beneficios sociales y grandes ahorros en los presupuestos sanitarios, pero el tabaco es también una importantísima vía de ingresos fiscales. El 5% de los ingresos fiscales de Alemania en 1993 procedían de los impuestos que gravan el tabaco, y en Grecia se elevaron ese mismo año al 6,2%.

Philip Morris

La guerra al tabaco emprendida por la Comisión no se acaba ahí. El comisario de Asuntos Sociales, Padraig Flynn, se ha manifestado con gran dureza contra la campaña en defensa de los derechos de los fumadores emprendida por la multinacional Philip Morris.

A su juicio, esta campaña no debería limitarse a pedir más respeto para los derechos de los fumadores y a criticar lo que la firma americana considera "derechos exagerados" de los no fumadores. Piensa que también debería recordar que "directa o indirectamente los efectos secundarios del tabaquismo afectan también a los no fumadores" y explicar que "está probado que el 30% de los cánceres están ligados al tabaco y que el tabaquismo es responsable de la muerte de tres millones de personas cada año en el mundo".

Philip Morris ha respondido defendiendo que los derechos de los no fumadores se han de respetar a través del diálogo y el acuerdo con los fumadores y no a través de las prohibiciones. Y pone como ejemplo a seguir el acuerdo alcanzado por los restauradores de Madrid para reservar un 25% de las mesas de los restaurantes de la capital española a los comensales no fumadores.

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