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Problemas en los países pobres y del este europeo para prohibir los CFC

Con duras críticas de la organización ecologista Greenpeace se inició ayer en Viena la conferencia de Naciones Unidas para acordar medidas complementarias para la protección de la capa de ozono dentro del Protocolo de Montreal. En la reunión, que durará dos semanas, participan representantes de 150 países, todos los que ratificaron el protocolo (de 1987).La meta de la reunión de Viena es acelerar los plazos establecidos tanto en los países industrializados como en los pobres para abandonar el uso industrial de clorofluorocarbonos (CFC) y otras sustancias dañinas para esta capa. Los países industrializados (incluida Europa del Este) se comprometieron a no utilizar los CFC a partir de 1996 -la UE lo adelantó al 1 de enero de 1995- y los del Tercer Mundo a partir del año 2010. La conferencia quiere acortar este plazo al año 2006.

El mayor problema para aplicar estos cortes es el de la financiación. Los países industrializados se han comprometido a pagar 155 millones de dólares anuales (casi 20.000 millones de pesetas) a los países en desarrollo para que no utilicen estas sustancias. Los países pobres han exigido un apoyo financiero adicional. Porsu parte, los países de economías de transición -Rusia y lo que fue Europa del Este- han advertido que no pueden terminar con la producción del CFC en 1996, por la crisis que afecta a sus economías. Han pedido una prórroga.

Multinacionales

Según una lista de Greenpeace, EE UU ha aportado un tercio de los gases dañinos; la mayor productora en el mundo es la empresa Dupont. En segundo lugar aparece la francesa Elf-Atochem. Le siguen Great Lake Chemical, Hoechst y Laroche. En los últimos diez años, España ha representado un 2% de la destrucción de esta capa que protege a la Tierra de los rayos perjudiciales del Sol. En una reciente presentación en Bilbao, Greenpeace acusó a Elf-Atochem, la única compañía que fabrica en España estas sustancias, de causar el 12% del agujero de la capa de ozono; o sea, una superficie casi equivalente a la UE, informa Eva Larrauri. Greenpeace señala que los cinco primeros fabricantes de estos gases han conseguido ventas superiores al billón y medio de pesetas en diez años; y que, por tanto, son ellos quienes deben aportar recursos económicos para eliminar la producción de los gases dañinos para el ozono.Según el premio Nobel de Química, el holandés Paul Crutzen, sólo si los países aplican extrictamente las medidas y dejan de utilizar en 1996 el CFC habrá "una ligera mejoría en la capa de ozono a partir del año 2005".

Otro de los puntos polémicos de la reunión de Viena será el bromuro de metilo -muy usado como plaguicida en los países mediterráneos, incluido España-. EE UU lo quiere prohibir a partir del 2001. Algunos países europeos critican este interés en centrar el debate en el bromuro de metilo.

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