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CONFERENCIA EUROMEDITERRÁNEA

El campo español se manifiesta contra la política de la UE por favorecer la competencia desleal magrebí

El campo español dejó sentir su voz a las puertas de la Conferencia Euromediterránea. Unos 20.000 manifestantes convocados por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), por un lado, y la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja), por otro, paralizaron buena parte de Barcelona. Los agricultores exigen que Bruselas detenga las importaciones de frutas y hortalizas de países del Magreb que llegan a España a bajo precio gracias al dumping social que fomentan las distribuidoras multinacionales. Quieren impedir que un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y los países del Magreb acabe con el tejido agrícola español, fundamentado en la explotación familiar y el cooperativismo.

La protesta sindical del campo español apunta a un doble objetivo. Primero, obtener, en subsectores como el tomate, la fruta y los cítricos, ayudas directas en ecus similares a las que han recibido los países nórdicos de la UE para racionalizar sus producciones de leche o vacuno. Y, en segundo lugar, evitar la competencia desleal de Marruecos y Argelia, que, en su opinión, está resultando favorecida por la Política mediterránea de Bruselas. Estos países del Magreb reproducen en el sector agroalimentario el mismo dumping social que el sureste asiático practica desde hace años en el sector textil y la informática.La deslocalización industrial de las multinacionales es ya el' gran enemigo del campo español. Las grandes compañías adquieren a muy bajo precio extensiones de tierra en la zona marroquí del Atlas, donde producen frutas, aceite y hortalizas a un coste laboral 10 veces inferior al de la media europea. "Bruselas y Madrid chocarán con nuestras movilizaciones si favorecen, como están demostrando, el régimen de competencia desleal de la ribera sur", aseguran los dirigentes de la COAG.

El secretario de Estado de Relaciones con la UE, Carlos Westendorp, fue ayer el primer destinatario de la protesta. Antes empezar las manifestaciones se reunió con los representantes sindicales y aceptó que Madrid incorpore una gradualidad -accesos preferenciales para las hortalizas y frutas españolas- en la zona de librecambio entre ambas riberas del Mediterráneo.

Bajo la denuncia sindical late la divisa común del temor. Ayer fue precisamente el temor al avance imparable de la política mediterránea de la UE lo que unió a dos voces normalmente enfrentadas: la de la COAG, el sindicato que agrupa principalmente a agricultores que trabajan sus tierras, y la de Asaja, perteneciente a la patronal CEOE,, representativa de los intereses de las grandes propiedades agrícolas y ganaderas. Coincidieron en la calle, aunque realizaron sus manifestaciones por separado. Coincidieron sobre todo en los argumentos, en su rechazo a la política de Bruselas para los países terceros: "El campo español no quiere ser moneda de cambio para la paz en Oriente Medio, para frenar el integrismo o para, el. acuerdo de pesca de Marruecos", coincidieron en señalar el presidente de Asaja, Pedro Barata, y el coordinador general de la COAG, Eduardo Navarro.

Ambas organizaciones perciben que el campo españó1 está amenazado por los grandes acuerdos alcanzados en Barcelona entre las dos riberas del Mediterráneo. Su lucha es en parte el intento de mantener la permanencia de un modelo agrícola en trance de transformación.

La oposición de los agricultores españoles a la política de desarrollo del Magreb y del Levante árabe emprendida por Bruselas les coloca en una posición recalcitrante similar a la que adoptaron sus colegas franceses cuando se oponían a la incorporación de España a la UE. Pese a todo, algunas voces,apelan a la solidaridad entre agricultores de las dos orillas. "La zona de librecambio incrementará las exportaciones a bajo precio de Marruecos y Argelia sin fortalecer a la agricultura de base de estos países" opina Josep Riera, miembro de la COAG y secretario general de su territorial catalana, la Unió de Pagesos.

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