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Crisis en el Grupo de Reflexión que prepara la reforma de Maastricht

Xavier Vidal-Folch

Las contradicciones larvadas desembocaron ayer en un verdadero bloqueo. El Grupo de Reflexión que prepara la reforma del Tratado de Maastricht, encabezado por el español Carlos Westendorp, acabó el que debía ser su encuentro de consenso general registrando una multiplicación de las disensiones. Un botón de muestra: el borrador, final, de 47 páginas, recibió enmiendas que ocupan 350 páginas. La inesperada situación obliga a una próxima reunión extraordinaria.

El Grupo debe emitir un texto a modo de catálogo de reformas necesarias -y principales posiciones en tomo a ellas-, que sirva de base al Consejo Europeo de Madrid para lanzar la convocatoria de la Conferencia Intergubemamental (CIG) prevista para modificar Maastricht y que seguramente se iniciará el 28 de marzo.Westendorp preparó un borrador final, de 47 páginas, recogiendo las conclusiones tras seis meses de reuniones celebradas Por los represenntantes personales de los ministros de Exteriores. También propuso una introducción, de carácter más político, en el que destacaba la postura mayoritaria sobre cada punto en discusión.

El principal discrepante en la mayoría de los puntos es el Reino Unido. Pero Londres dio su visto bueno al texto de síntesis, al considerar que su postura minoritaria quedaba bien recogida, según fuentes del Grupo. Sin embargo, "algunos de los más integracionistas" han inundado de enmiendas el borrador, que en algunos aspectos consideran "minimalista", añaden. Las quince burocracias han aumentado su presión sobre las últimas reuniones del Grupo, tratando de convertir lo que debe ser un catálogo de puntos principales, de acuerdos y de desacuerdos, en el inicio de la verdadera negociación, que no empezará hasta iniciada la CIG

Especial atención

Ante este bloqueo, Westendorp ha convocado una reunión extraordinaria antes de la definitiva del 6 de diciembre. Mientras, Felipe González dedica especial atención a este asunto en la gira de capitales que inició el martes en Bruselas y París y que ayer le llevó a Lisboa.Las reformas apuntadas en el catálogo del Grupo incluyen discrepancias entre los Quince en casi todos los puntos, aunque en todos se desgaja corriente mayoritaria, compuesta en cada caso por países diferentes., Unos piden una solemne incorporación del empleo al Tratado, otro ni quiere mencionarlo, y algo parecido pasa con los asuntos de medioambiente y derechos humanos.

En asuntos de Justicia e Interior como extranjería, la división está entre quienes pretenden comunitarizarlos y quienes se contentan con más coordinación intergubernamental. En política exterior hay consenso en el deseo de dar mayor visibilidad a la acción europea, y en establecer una célula de análisis y planificación. Pero mientras unos defienden la figura de un especie de alto comisionado que la protagonice, otros consideran que basta con un secretario general del Consejo reforzado y la fundación de una troika permanente. Las diferencias se extienden también al ámbito institucional.

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