Chipre pide a la UE más presión para democratizar Turquía

Tras la caída de todos los muros, Nicosia, la capital chipriota, es el último Berlín del mundo. La línea verde controlada por Naciones Unidas que la rompe en dos mitades separando la mayoría griega de la minoría turca, sigue ahí. Testimonia que 21 años después de la invasión turca del norte de la isla -30.000 soldados turcos aún presentes, 1.619 desapariciones sin aclarar- el problema de la división permanece incólume. La llave de la reunificación está en Ankara. Por eso los dirigentes gregochipriotas de la República de Chipre, la única reconocida internacionalmente, urgen unánimente a la Unión Europea (UE) a que aumente la presión para lograr la democratización de Turquia, "O Turquía da la luz verde para resolver el problema, o durará otro siglo", sostiene Donis Christophinis, secretario de Relaciones Internacionales de Akel, el partido: comunista en la oposición, que tiene el 30% de los votos. Este partido de matriz soviética, el único hasta ahora contrario -a la UE, celebrará el jueves su bautismo europeísta y establecerá así el consenso en la república, tras convencerse de que la adhesión a los Quince puede ayudar a resolver la división de Chipre.

"Los turcochipriotas no aceptaremos un estatuto de minoría en la Unión", responde Rauf Denktask, el líder del ilegal Gobierno del Norte, que durante 21 años ha fracasado en su intento de ver reconocida su soberanía aunque ha logrado impedir la reunificación federal.

Denktash es su obstáculo aparente, un político astuto que sabe aprovechar a su favor los espasmos de la metrópoli, Ankara. El, nudo gordiano debe sajarse allí. Por eso, la isla sigue con pasión las evoluciones reformistas de la primera ministra turca, Tansu Ciller. Y ansía que el Parlamento Europeo, apriete, las tuercas de la de mocratización como condición paradar su si a la unión aduanera entre la UE y Turquía. "Esperamos que la UE persuada a Turquía para que respete la soberanía de Chipre", clama el director, general de Asuntos Europeos, Teófilo Theophilou.

"Turquía está en una fase de transición: duda de si quiere moverse hacia Europa, con todas sus consecuencias de tolerancia y pluralismo. Si lo hace, el problema chipriota se resolverá sin dificultad", afirma el ex presidente Yorgos Vassiliou, el empresario que se aupó al liderazgo con apoyo de la izquierda, tramitó la demanda de. .adhesión a la UE en 1990 y cedió el puesto en 1993 por 2.000 votos, al conservador Glafcos Clerides.Efectos positivos de la unión

Vassiliou fue poco entusiasta de proyecto de unión aduanera euro-turca porque no se condicionó a la resolución del problema chipriota, pero cree que acabará realizándose. Y si los europeos son coherentes en exigir el total respeto de sus normas, hasta "podrá tener efectos positivos" porque el Tribunal de Luxemburgo ha sentenciado que los certificados de origen de las exportaciones de productos procedentes de entidades no reconocidas (en este caso, el Norte) son inaceptables.

Es decir, la colonia turca apenas podría comerciar con su patrón continental. Casi estrangulada, resultaría una carga para Ankara y se vería forzada a modificar posiciones. Es la teoría del palo. Que se completa con la de la zanahoria: la posibilidad, en caso de unificación, de acercarse a los niveles de la República, rica en recursos humanos, como tercer país, tras EE UU y Canada, en proporción de universitarios. Y cumple ya los criterios de convergencia que le pemitirían acceder a la moneda única: inflación del 3%, déficit del 2,6% y deuda del 54,9% este año, cifras inferiores a los techos establecidos en Maastricht.

Con un crecimiento del 4,5%, la renta per cápita supera la de Grecia y Portugal: asciende ha 13.443 dólares anuales, y triplica la de la zona ocupada. "Estamos prestos a ayudar a los turcochipriotas", indica Sofronis Eteocleous, cerebro del Ministerio de Economía. Eteocleous calcula que con el ahorro en gastos militares financiará la igualación del nivel de vida" en la reunificación. Se trata de repetir lo realizado. en el sur. Tras la invasión y el desplazamiento de un tercio, de la población (unos 12 millones de personas), en tres años se recuperó el nivel de vida anterior.