"El movimiento musical cubano ha sido tan contradictorio como el político"
La presentan como la sensación de la música cubana actual, y posiblemente sea cierto. Su secreto es haber sabido mantener las raíces de la tradición añadiéndoles aires indefinibles de contemporaneidad, una voz sugerente como pocas y un saber estar sobre el escenario que apabulla. Su nombre es Albita, ayer cerró la velada de los Premios Ondas, hoy realizará su presentación oficial ante el público barcelonés en el nuevo club Apolo y mañana concluirá su minigira hispana con un concierto en el Café del Mercado madrileño. "El movimiento musical cubano ha sido tan contradictorio como el político", manifestó la cantante cubana.Albita ha llegado a España con su cuarto disco bajo el brazo, No se parece a nada. El primero para una multinacional y también el primero producido por el inefable Emilio Stephan, hijo. "El título es un juego publicitario, pero se ajusta a lo que he estado haciendo durante, este tiempo", explicó Albita. "Intento no parecerme a nadie. Busco un sonido personal, propio, tratando de respetar lo antiguo, las raíces de la música cubana, y eso es algo muy difícil porque la competencia es muy grande. Cuba es un país musicalmente muy rico y siempre ha sido así; el producto de la mezcla del español y del negro ha dado resultados interesantísimos. Como en Brasil. En Cuba, cualquiera puede tocar una rumba. En este punto no sé si la política cubana ha ido bien o mal; se ha invertido mucho en cultura y eso ha provocado la aparición de muchos músicos, pero ¿de qué sirven 200 músicos al año si no los conoce nadie o no se les deja pensar?".
Albita Rodríguez nació en Cuba hace 32 años, y cuando en 1993 emigró con todo su grupo a Estados Unidos se habló de uno de los golpes más fuertes que había recibido el castrismo en mucho tiempo. "Fue una decisión tremenda, pero ya no podía aguantar la tensión y la cerrazón total de vida", explica. Albita se instaló entonces en Miami; actuaba en el Centro Vasco, un pequeño restaurante, desde donde comenzó a extender su fama como una mancha de aceite. "En Miami conviven tres generaciones de cubanos y tres sentimientos distintos. He conseguido unirlos a todos. Los que emigraron al principio del castrismo tienen todavía nostalgia de los buenos tiempos que vivieron, de una Cuba linda, pero para la gente de mi generación lo que vivimos en Cuba fue una desmoralización total, no tenemos buenos recuerdos. Por eso no creo que regrese nunca a Cuba a vivir, sueño con volver, pero no a vivir.
La diáspora cubana sigue preocupando a Albita desde su exilio en Miami. "Al Gobierno cubano no le importa nada que la gente se vaya, si no ya habría hecho algo para remediarlo", afirma. "Además, cuando hay una crisis abre las puertas para que la gente salga del país. Es como un alivio para ellos".
Musicalmente, Albita se desmarcó desde el primer momento de las anteriores generaciones de músicos cubanos que parecían darle la espalda a la rica tradición de su isla. "Fue un poco como respuesta y para invitar a los jóvenes a que vivieran su música tradicional, porque cuantas más cosas oyes mas aprendes. Yo vivía en un país en el que, en un primer momento, se prohibió todo lo que estaba cantado en inglés. ¡El único país del mundo que prohibió a los Beatles! Y ahora, en cambio, hay una auténtica locura por todo lo inglés. El movimiento musical cubano ha sido tan contradictorio como el político. A Silvio Rodríguez y a Pablo Milanés, cuando empezaban, les encarcelaron por contestatarios y luego han sido el paradigma del sistema. Por eso busqué en mis raíces, y más sabiendo que la música cubana está presente en casi todos los países del mundo. Ahora casi todas las músicas se fusionan con la música cubana".
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