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MAGNICIDIO EN ISRAEL

Día de fiesta para los colonos, judíos de Kiryat Arba

Lejos de compartir el luto nacional por la muerte de Isaac Rabin, los colonos judíos extremistas de Kiryat Arba, en la Cisjordania ocupada, se congregaron ayer con espíritu de fiesta en la tumba del colono Baruch Goldstein, quien en febrero de 1994 mató fría mente a 29 musulmanes mientras rezaban en la mezquita de Hebrón. "Ha tenido lo que se merecía", constataba Arié Bar Yosef, de 38 años, de barba larga, al referirse al asesinado primer ministro israelí quien, según él, "conducía a su pueblo al suicidio". Añade con serenidad que fue asesinado por un judío, lo que de fine como una "santificación en nombre de Dios".David Ben Abraham, de 44 años, también con barba, muestra la misma certidumbre sobre la "justa causa" del magnicidio., y añade: "Me hubiese sentido muy desgraciado si hubiese sido asesinado por un árabe. El pueblo judío puede llegar a ser una verdadera nación y no sólo una simple comunidad religiosa". Los dos señalan que el asesino es todo menos un extremista. "Es un joven como debe ser, un estudiante de Derecho de 25 años perfectamente integrado en el. sistema", dice Arié sonriendo. "Si hubiese sido de Kiryat Arba, habríamos sido víctimas de un pogromo".

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Los 6.000 habitantes de este asentamiento, uno de los bastiones tradicionales del extremismo judío a las puertas mismas de la ciudad palestina de Hebrón, no comparten completamente ese entusiasmo. "Para el 99,9% de la gente que vive aquí se trata de un drama terrible", afirma el alcalde del asentamiento, Benny Katsover, un firme opositor al fallecido primer ministro. "Tenernos la costumbre de ver a los árabes matarse entre ellos, pero entre judíos eso es muy grave".

En las calles y comercios las expresiones de la gente están en la misma línea. "Estábamos totalmente en contra, de la política de Isaac Rabin, pero no se pueden solucionar los problemas de esta manera", explica un tendero.

Muchos hipócritas

"Aquí hay muchos hipócritas", comenta David Ben Abraham. "Demasiados mentirosos", dice sonriendo Arié, quien añade que el sábado "todo el mundo salió a la calle para bailar y recitar salmos. de David sobre la tumba de Goldstein".

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Una mujer joven que acababa de abandonar la tumba de Go1dstein buscaba algún coche que le llevase a Jerusalén para asistir al entierro de Rabin. "Los dos han dado su vida por su país", explica Osie Bosak. "Aunque no me gustase Rabin, no puedo olvidar que contribuyó a la creación de nuestro país".

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