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MAGNICIDIO EN ISRAEL

Los palestinos radicales celebran el asesinato junto a Irán, Libia e Irak

Como Isaac Rabin ganó primero fama y gloria como soldado en las campanas contra los árabes, ayer no era del todo extraño que sus adversarios vencidos y los aliados ideológicos de éstos hallaran en su muerte una buena excusa para desempolvar aquel viejo adagio de "quien a hierro mata, a hierro muere". Críticos árabes de su otoñal conversión al pacifismo se encargarán de recordar la conducta del líder desaparecido en el pasado y de la inflexibilidad no muy distante que le llevó a promover la política de "fuerza, golpes y huesos rotos" durante el alzamiento palestino en los territorios ocupados.Mientras el mundo entero lamentaba el asesinato del sábado, en los campos de refugiados palestinos de Líbano se distribuían dulces en la tradicional manera de festejar las buenas noticias. También hubo algarabía entre los musulmanes shiíes, que no olvidan cuán implacables son las represalias israelíes contra las aldeas libanesas que dan cobijo a los guerrilleros del proiraní Hezbolá en su campaña contra la ocupación militar de Líbano meridional.

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Ramadán Abdalá Shalá, sucesor de Fati Skaki en el liderazgo del grupo radical Yihad Islámica, calificó a Rabin como "número uno de los terroristas". Yihad había asegurado el sábado que fue el asesinado primer ministro quien ordenó el atentado contra Skaki.

Si bien Yasir Arafat condenó el asesinato, no todos los palestinos de Cisjordania compartían ese pesar. Un mecánico de Nablus que perdió un ojo en un enfrentamiento con tropas israelíes y pasó tres años en una cárcel israelí por actividades subversivas, dijo: "Rabin nunca demostró compasión con nadie".

En Jordania, cuyo rey Hussein, fue el "amigo secreto" de Rabin hasta la firma del tratado de paz hace un año, un refugiado palestíno en Ammán resumió el sentimiento de muchos de sus compatriotas en el exilio al afirmar: "Si a Rabin lo hubiera matado un palestino, lo habríamos festejado por doble partida". El monarca se mostró muy afectado por la muerte de Rabin y confesó que le era muy difícil expresar "mis pensamientos y sentimientos con palabras".

Por razones fieles al estilo enigmático del régimen de Bagdad, la prensa oficial iraquí se limitó a dar la noticia sin hacer comentario alguno. Libia se sumé a las celebraciones, pero fue Irán quien utilizó el estilo más lacónico. "A Rabin se le ha pagado con la misma moneda", decía un comentario de la agencia oficial de noticias IRNA. "Rabin era un ardiente abogado del terrorismo de Estado y creía que el sionismo debería romper todas las normas internacionales para lograr sus siniestros objetivos" afirmó la agencia irani.

"Rabin era un un sionista racista con las manos sucias manchadas de sangre palestina", señaló el diario libio Al Chams, que tituló ayer "Muerte del terrorista Rabin", la noticia del crimen.

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