Joaquín Cortés conquista al público romano

Joaquín Cortés se quedó con la parroquia. El bailarín y coreógrafo, que el martes estrenó en Roma -primera etapa de una gira internacional de dos años- su espectáculo Pasión gitana, con el cartel de "no hay billetes" para los tres primeros días de los cinco que actuará, ha sido acogido con el calor reconocido a sus méritos unido al talento de mercadotecnia de sus colaboradores. El Corriere della Sera ha escrito que, "moreno y sensual, está considerado como un astro naciente de la danza mundial". Las palabras, divo, seductor y duende han y acompañado los artículos periodísticos previos al estreno. "Fascinación y ardor, mirada magnética, un físico que da miedo", decía ayer la RAI de Cortés, que debutó "bajo los ojos extasiados de un público compuesto en un 70% por mujeres". Un informador local aseguró que nunca un espectáculo de flamenco ha tenido tal éxito en Italia.Su aire de Jesucristo Superstar con algún punto de Michael Jackson -si bien él prefiere el tándem Nureyev-Prince-; su imagen flaca de ecce homo doliente, que acompaña a una danza impecable, levantaron al teatro Olímpico de Roma a cada meneo de cadera, quiebro de medio lado, port de bras o clavada de mirada en el respetable.

Decenas de personas se levantaban de sus asientos para aplaudir, en mitad de los números, sin importarles cubrir con sus ovaciones las intervenciones de las cantaoras o los músicos. Un público que percibió también la altísima calidad de todos los acompañantes en escena -mencion especial al bailarín Marco Berriel-, pero también a los músicos, las cantaoras y cantaores, las bailarinas, o al tío de Cortés, también danzante, Cristóbal Reyes.

La experta en espectáculos y reconocida crítica de danza Vittoria Ottolenghi, que dice considerar a Cortés "como un nieto", porque lo llamó para el espectáculo televisivo Los divinos y lo invitó este verano al Festival de Spoleto, comentaba: "Estoy tan implicada emotivamente que me parece buenísimo y guapísimo. Pero tengo un poco de miedo por él, porque la fuerza del gran bailarín es la gran coreografía, y ésta aún no la veo".