Comienza la cuenta atrás para la paz en Bosnia
"Sólo hemos rascado la superficie", dice, refiriéndose a lo que queda por hacer en Bosnia, Richard Holbrooke, el hombre que desde hoy pilotará en una base aérea perdida en el Medio Oeste norteamericano el decisivo encuentro entre jefes tribales de la antigua Yugoslavia que puede llevar definitivamente la paz al país balcánico y la región entera. Los presidentes de Bosnia, Croacia y Serbia inician, con sus estados mayores, un enclaustramiento sin fecha en Dayton (Ohio), del que se supone que ha de salir un acuerdo para poner fin a una guerra devastadora de casi cuatro años.
Estados Unidos, que patrocina el secuestro y la iniciativa de paz, no se hace muchas ilusiones sobré su desenlace, pero ha anunciado que presionará al límite para que los jefes nacionalistas reunidos en alas separadas de la base Wright-Patterson no salgan de allí sin un compromiso solemne. No hay agenda para este previsible largo periodo de libertad vigilada que vivirán Alia Izebegovic, Franjo Tudjman y Slobodan Milosevic, durante el cual los diplomáticos del Departamento de Estado, reforzados con un mediador europeo y otro ruso, patrullarán las tres delegaciones en busca del compromiso. Pero Washington tiene listo un proyecto de acuerdo global que pondrá sobre la mesa. Si hay fumata blanca, la OTAN iniciará su despliegue en Bosnia, comenzarán a fluir 2.000 millones de dólares (unos 250.000 millones de pesetas) para reconstruir la devastada región y se convocará una conferencia internacional sobre la antigua Yugoslavia para sancionar la paz.Los tres dirigentes confinados desde hoy en Ohio tienen buenos motivos para desear la paz, aunque proclamen lo contrario. Decenas de miles de muertos después, centenares de miles de expulsados o refugiados después, los exhaustos jefes tribales, llegados a la presidencia en 1990, parecen listos para negociar el epílogo del holocausto en una parte del país que Tito pusiera en pie tras la II Guerra Mundial.
Cenizas nacionalistas
El devorador fuego nacionalista impulsado por Milosevic, plenipotenciario ahora de la causa serbia, desembocó en la separación de cuatro de las seis repúblicas que formaron Yugoslavia, en lo que fue básicamente una rebelión contra la dominación serbia. Sus llamas no sólo han cargado de tensión las relaciones Este-Oeste; han acabado barriendo la credibilidad de ONU, (manipulada, insultada, envilecida) y casi la de la OTAN. Los serbios en particular, con sus asesinatos masivos, su depuración étnica y el asedio de Sarajevo han ensangrentado su gentilicio por los anos venideros. Serbia ha sido puesta de rodillas por las sanciones internacionales. El conflicto ha hecho retroceder a las cavernas las pretensiones europeas de erigirse en contrapeso de Estados Unidos y Rusia. Si algo se logra en Ohio, el credito será para Washington, aunque Carl Bildt y el ruso Igor Ivanov copresidan la clausura.Dos son los temas clave, pero de formidable envergadura: el reparto territorial de Bosnia y su futuro marco constitucional, elecciones incluidas. Lo pactado hasta ahora en Ginebra y Nueva York es que el país, teóricamente unitario, estará integrado por una Federación de croatas y musulmanes, con el 51% del territorio, y una República de los serbios, con el 49% restante. Ninguna podrá escindirse. A partir de aquí casi todo es negociable.
Como el de Croacia, el mapa de los 50.000 kilómetros cuadrados de Bosnia ha cambiado radicalmente en los últimos meses, a raíz de las derrotas en cadena sufridas por las fuerzas del general Ratko Mladic. Los cimientos del nacionalismo serbio se han quebrado junto con su mito militar. En julio, sus tropas controlaban el 70% del territorio, ahora. no llegan al 48%, Sus enemigos han pasado del 30% al, 52%. Pero este último porcentaje es engañoso, porque pertenece a croatas y musulmanes, y los primeros, más fuertes, ejercen un control férreo sobre su parte.
Las tropas de Izetbegovic controlan en realidad a duras penas el 25% de Bosnia. Croacia, su aliado nominal, tiene un cuchillo en la yugular bosnia que sólo Estados Unidos está en condiciones de detener. El acuerdo de Split, en julio pasado, entre Tudjman e Izetbegovic ha significado en la práctica que Croacia tomó el mando militar de la Federación de los musulmanes y croatas de Bosnia, que existe sólo sobre el papel. Washington, sin embargo, sabe que el talón de Aquiles de Tudjman está en que, a la postre, el añejo galán quiere homologarse como dirigente europeo. Tudjman, 73 años, el general que gusta de las gafas oscuras y los uniformes blancos, amenaza con desencadenar de nuevo la guerra ahora congelada si el tercer participante en la reunión, Slobo Milosevic, no se compromete este mes a devolverle Eslavonia oriental, la rica franja danubiana de Croacia todavía en manos de los serbios rebeldes.
Ciudad-rehén
Eslavonia o Gorazde están pendientes, pero el auténtico hueso es Sarajevo. Richard Holbrooke decía el lunes que el corazón de la negociación. territorial bosnia está sin tocar. Y se refería sobre todo a la capital bosnia, la ciudad-rehén por la que Radovan Karadzic y Mladic han concebido una inútil fascinación. No la pudieron tomar en 1992 y ya no lo podrán hacer.Milosevic, de 54 años un comunista de la nomenklatura sin otro credo que el del poder, es la clave de bóveda de la secreta reunión de Dayton, de la que conoceremos algo a través de los resúmenes del Departemento de Estado. El antiguo ejecutivo bancario es el único de entre los dirigentes serbios que ha comprendido que han perdido la guerra que él mismo desató. El padrino Milosevic no pestañeó en mayo, cuando los croatas reconquistaron Eslavonia occidental. Ni en agosto, cuando cayeron en cuatro di as la Krajina y Knin, su santuario; ni al comenzar los bombardeos de la OTAN contra los serbios de Bosnia. Y no moverá un dedo para salvar a los condenados MIadic y Karadzic.
Milosevic, que nunca creyó en la retórica panserbia que inventó hace ocho años para justificar su guerra de expansión hacia el oeste, lucha ahora para sobrevivir. Abandonado el sueño, Belgrado busca mantener en Bosnia unos territorios compactos, poblados y defendibles al este de los ríos Bosna y Neretva. Sus antiguos peones ya se han ocupado de limpiar de musulmanes a punta de machete su probable parte en el nuevo mapa.
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