Chrétien cree que ha llegado la hora de hacer cambios constitucionales
El primer ministro federal, el liberal de origen quebequés Jean Chrétien, tuvo que aguardar tres horas para conocer el resultado del referéndum de Quebec y dirigirse con alivio a la nación en un discurso televisado en el que hizo un llamamiento a la reconciliación e invitó al resto de las demás provincias a no dejar que los quebequeses caigan de nuevo en aventuras independentistas. Chrétien, al igual que otros dirigentes políticos nacionales, cree que ha llegado la hora de introducir cambios en el país. Ayer anunció que, en breve, llevará al Parlamento medidas legislativas en este sentido.
"La población de Quebec desea que trabajemos juntos, que prosigamos la vía del cambio juntos. Señor Parizeau, démonos la mano y trabajemos unidos por el bienestar de nuestros conciudadanos que así lo piden. Las divisiones no son nunca fáciles ni indoloras, pero podemos salir de ésta más fuertes", manifestó en un breve discurso por televisión el político que hace dos años llevó a los liberales nuevamente al Gobierno de Ottawa poniendo fin a un periodo conservador. Chretien se reunió ayer en Ottawa con su grupo parlamentario y convocó después un Consejo de Ministros para examinar el resultado del plebiscito quebequés y discutir las medidas a tomar de aquí al futuro.Chrétien no sale bien parado del resultado del plebiscito, a pesar de la victoria federalista, porque muchos miembros de su partido le recriminan haber confiado excesivamente en la victoria -las encuestas de inicio de campaña daban más de 10 puntos de ventaja al no- y de haber mostrado una falta de comprensión del problema quebequés. Sin embargo, la derrota podría haber sido aún peor pues hubiera provocado una seria inestabilidad financiera a corto plazo. El dólar canadiense, que durante los últimos días de campaña se había debilitado ante el temor de una victoria independentista en Quebec, se apreció tanto el lunes por la noche como ayer en todos los Mercados internacionales.
"Trabajemos juntos para, aportar los cambios necesarios y, en particular, el reconocimiento del carácter distinto de la sociedad quebequesa", dijo Chrétien por televisión, pero sin llegar a abordar directamente la cuestión constitucional. El reconocimiento como pueblo con una lengua y cultura distintas al resto de las demás provincias es algo por lo que luchan los quebequeses. Los Parlamentos de varias provincias aprobaron en la recta final de la campaña del referéndum resoluciones de apoyo y simpatía a Quebec para no romper con la Federación Canadiense. Sólo New Brunswick fue más explícito al pedir su primer ministro una enmienda constitucional que permita el reconocimiento de Quebec como sociedad distinta. El resto de las provincias se han resistido hasta ahora a conceder un estatuto especial que privilegie a esta provincia.
Acuerdo del lago Meech
En 1990, el llamado Acuerdo del lago Meech contemplaba un tímido reconocimiento de la diferenciación quebequesa, pero fue rechazado al final por la oposición de varias Gobiernos provinciales. Y, en 1992, el denominado Acuerdo de Charlottetown, mucho más tímido, tampoco prosperó. En esta ocasión ni siquiera Quebec lo vio con agrado. En 1997, conforme al pacto establecido en 1982 con la oposición de Quebec de revisar cada cinco años la Constitución tras su controvertida repatriación del Reino Unido, las provincias tendrán sin duda que afrontar seriamente el problema del caso de Quebec a la luz de este último referéndum. Es probable que la convocatoria se adelante ante la gravedad de la situación o que incluso el propio Chrétien convoque una mesa de trabajo con todos los jefes de Gobierno provinciales para abordar la descentralización y concretar la transferencia de al gunas competencias del Estado al resto del país.El apretado resultado del plebiscito y la incierta evolución del escrutinio hasta casi el final -con más de la mitad de los votos escrutados el sí continuaba todavía aventajando al no- produjeron algunos incidentes callejeros en Montreal.
Un agente de policía resultó herido y medio centenar de simpatizantes de la causa separatista fueron detenidos a resultas de enfrentamientos con federalistas en el barrio viejo de la ciudad, junto a la discoteca Metrópolis, donde el movimiento del no festejó el triundo.
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