EE UU impone a la UE un banco para asentar la paz en Oriente Próximo
No ha sido una victoria por fuera de combate, pero Estados Unidos ha impuesto su tesis a la Unión Europea (UE). Hoy se anunciará en la capital jordana la creación de un banco regional para el desarrollo de Oriente Próximo y el Norte de África, con el que se pretende afianzar el proceso de paz árabe-israelí al fomentar la integración de las economías de los antiguos adversarios. Los árabes temen, sin embargo, que en lugar de una integración se produzca una absorción de sus economías por la de Israel.
Ammán amaneció ayer con las calles tomadas por 6.000 policías y repletas de carteles en los que se podía leer: "Hoy, la paz. Mañana, sus beneficios". Para intentar cosechar los réditos del proceso de paz, empieza hoy la Cumbre Económica de Oriente Próximo, que inaugurará el rey Hussein de Jordania y a la que asisten delegaciones de 63 países -incluidos el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, y el titular español de Exteriores, Javier Solana- y 1.200 hombres de negocios.El objetivo del foro, en el que no participan Líbano ni Siria, es impulsar la integración de la región mediante la construcción de infraestructuras comunes y alentar la puesta en pie de empresas mixtas. Para respaldar estos proyectos, EE UU ha defendido la creación de un gran banco regional, lo que también preconizan Israel, Egipto, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina.
La UE y las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) nunca han visto esa idea con buenos ojos. Las reticencias de los Quince se explican a la vez por razones técnicas y políticas. Argumentan que en la zona operan ya una multitud de organismos financieros, desde el Banco Mundial hasta el Banco Africano de Desarrollo, y que el Banco Europeo de Inversiones esta por sí solo en condiciones de conceder mayor volumen de créditos a la región que el futuro banco.
Los europeos resaltan, además, que Israel será el principal beneficiario del banco porqué es el país que reúne mejores condiciones para acceder a los préstamos que se otorgarán en condiciones de mercado, que serán la mayor parte. De ahí que 12 países, entre ellos España, de los Quince no tengan, por ahora, la intención de hacer aportaciones a la institución, a la que tampoco quiere contribuir el CCG.
La Unión ha propuesto más bien la puesta en pie de una pequeña organización financiera de intermediación que estudie la viabilidad de los proyectos y busque después dinero para costearlos. Es probable que esta institución salga adelante, pero dentro de un par de años quedará relegada por el banco cuya creación será anunciada hoy, aunque no será operacional hasta 1997. Su sede estará en El Cairo, y su capital inicial será de 150.000 millones de pesetas, aunque acabará alcanzando los 600.000 millones.
Delegaciones oficiales y empresarios llegaron a Ammán con proyectos que ascienden a cientos de millones de dólares debajo del brazo y que abarcan desde la interconexión de las redes eléctricas de Jordania e Israel hasta el de una autopista que una el Sinaí con Ammán a través del terrritorío israelí.
A pesar de que la representación pública y privada israelí en la capital jordana es menos numerosa que en Casablanca, la cumbre que hace un año preparó la de Ammán, los árabes temen que después de haber sido militarmente derrotados lo vayan a ser ahora económicamente por un vecino cuyo comercio exterior supera al de Egipto, Jordania, Líbano, Siria y los palestinos juntos.
Consciente de este miedo árabe, el ministro de Exteriores de Israel, Simón Peres, aconseja a sus empresarios tomar participaciones minoritarias en las sociedades mixtas que funden con árabes. Será difícil, sin embargo, que los árabes se convenzan de que Israel no se lleva la mejor tajada de la paz. Desde que se firmó, las inversiones extranjeras en Israel se han disparado hasta alcanzar, previsiblemente, este año los 145.000 millones de pesetas.
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