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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mucha agua bajo el puente

Jazz Crusaders

Wilton Felder (saxos tenor, alto y soprano), Wayne Henderson (trombón y flugelbone), Bobby Lyle (teclados), Giovanni Guido (guitarra), Nathaniel Philips (bajo) y Tony St. James (batería). Madrid. La Riviera. 25 de octubre. Precio: 2.500 pesetas.

El Festival de Madrid arrancó con una propuesta ligera, cordial y (te fácil acceso. Los Jazz Crusaders encabezaron, allá por los años sesenta, un pequeño motín contra la creciente intelectualización del jazz. Radicalizaron progresivamente sus posturas comerciales hasta que, a finales de los setenta, cuando se encontraban en la cima del éxito, decidieron separarse.Joe Sample, teclista original del grupo, ha declinado la oferta del reencuentro con sus antiguos compañeros alegando que ha pasado demasiada agua bajo el puente de los tiempos gloriosos. No le falta razón. Los veteranos Wilton Felder y Wayne Henderson son dos instrumentistas notables e incluso solistas correctos capaces de alejarse a ratos del dominio del cliché. Lástima que no se dejen oír más y que sea la retaguardia de los actuales Jazz Crusaders la encargada de hacer el trabajo pesado. El italiano Giovanni Guido está sacado del mismo molde que escupe a diario cientos de guitarristas condenados de antemano al anonimato, y el teclista Bobby Lyle maneja diez dedos como diez lebreles sin sacarle gran provecho musical a tanto virtuosismo vacío. El crispadísimo blues que este último dedicó a piano solo al inolvidable Dexter Gordon, seguramente hubiera inquietado al homenajeado, verdadero rey de la elegancia y la relajación.

El batería Tony St. James tampoco resultó ser un santo. Baqueteó con saña satánica y ni con un solo breve pero tormentoso consiguió refrescar el ambiente. Nathaniel Philips tuvo aún menos consideración con su instrumento y acabó su paroxística intervención pisoteando un inocente y estupefacto bajo de cinco. cuerdas. Entre baladas confeccionadas a la medida de ejecutivos de la gran manzana y ejercicios pedestres de funk tejano, el concierto se desvaneció.

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