Sergio Ramírez afirma que el autoritarismo hundió a los sandinistas

El ex vicepresidente de Nicaragua con el Gobierno sandinista, Sergio Ramírez, dice que sus viejos camaradas "no tienen ahora ninguna posibilidad" en Nicaragua debido a su autoritarismo y su tendencia al partido hegemónico y a la corrupción. El político y escritor acaba de crear el Movimiento Renovación Sandinista, de tendencia social-demócrata, con el que pretende llegar a presidente en las elecciones de 1996. Ramírez, que presentó ayer en Madrid su última novela, Un baile de máscaras, afirma que su pasión como escritor le ciega más que la pasión política.

La novela Un baile de máscaras, que publica Alfaguara, es la crónica familiar del día que nació el escritor, el 5 de agosto de 1942 en un fresco realista y costumbrista de historias entrecruzadas. El entorno familiar de Ramírez que éste considera sagrado, fue el blanco de una campaña de desprestigio por parte de la línea dura del sandinismo, lo que pre cipitó, en enero pasado, la ruptura del político con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, (FSLN), el movimiento revolucionario que derribó en 1979 a la dictadura somocista y que gobernó hasta 1990."En primer lugar, del FSLN rechazo el autoritarismo", afirma Ramírez. "Los partidos leninistas están completamente fuera de foco en América Latina, y no digamos en Nicaragua". Ramírez, que precisamente hoy protagonizará un coloquio en Madrid, en la Casa de América (19.30 horas), considera que cualquier intento de gobierno en América Latina, por pobre que sea el país, tiene que seguir la vía democrática de las libertades. "No hay otra posibilidad", señala. "No creo que ningún modelo autoritario, de derechas o de izquierdas, pueda resolver el problema crucial, que es el del bienestar y el crecimiento económico". Para ello se hace imprescindible, en su opinión, la progresiva unidad entre los países centroamericanos y de toda Latinoamérica.

Pese a las críticas a sus ex compañeros en el FSLN, Ramírez destaca un "hecho histórico" positivo que se logró en el periodo sandinista: "La transferencia de la propiedad, que es el gran debate del país y que hoy se está afirmando en el Parlamento y está siendo reconocida en medio de un gran consenso. Antes del triunfo revolucionario, el 6% de la población poseía el 90%. Ahora hay más de 200.000 familias campesinas y el problema es convertir este hecho político en un hecho económico".

Pasado preocupante

Su pasado en el FSLN le preocupa. "Si el electorado me identifica con la vieja cúpula, no tengo ninguna oportunidad", dice. "Mi tarea está en demostrar, al país que represento otra cosa". Entre sus propuestas, Ramírez plantea un cambio del modelo económico que distribuya más equitativamente la riqueza. En su opinión, el sistema actual, con el Gobierno presidido por Violeta Chamorro, "favorece a una minoría, que ha vuelto a restablecer sus privilegios de antes de la revolución".

Para Ramírez, la pasión de escribir puede llevar a un autor a un estado de gracia. "Muchas veces soy feliz escribiendo", señala. "Es una pasión profunda. La de la política es más tramposa, porque consiste en crearse pretextos, con la excusa de que está mucha gente detrás, para creerte imprescindible". "Pero nadie en política es imprescindible", concluye.