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Italia intenta recuperar 2.356 obras de arte robadas por los nazis

¿Qué casa o galería esconderá los dos retratos de jóvenes pintados por Sandro Botticelli que las tropas nazis se llevaron de la Villa San Paolo de Belsito, en Nápoles, antes de incendiarla, el 30 de septiembre de 1943? ¿0 la bellísima Venus de Tiziano, que los alemanes requisaron el mismo año en Trieste? Por no hablar de la cabeza de fauno atribuida a Miguel Ángel, que parece la pieza más preciada de un enorme tesoro clandestino.El Gobierno italiano parece decidido a dar una respuesta definitiva a estas preguntas, movido, en parte, por la intuición de que, tras la caída del muro de Berlín, el intento de recuperación de las obras de arte que desaparecieron durante la Segunda Guerra mundial debería resultar más fácil. Se da, además, la circunstancia de que el actual ministro del Patrimonio Artístico, Antonio Paolucci, colaboró cuando era un joven licenciado en arte con el ministro plenipotenciario Rodolfo Siviero, que, entre 1943 y 1984, trabajó en la identificación y persecución de todas las obras maestras desparecidas durante el último gran conflicto bélico. Paolucci trata de refundar ahora el ejército de "historiadores jóvenes e impacientes convertidos en detectives".

La primera realización, concreta ha sido la publicación del catálogo que el propio ministro ayudó a elaborar en los tiempos de Siviero. Bajo el título La obra a recuperar, el catálogo describe 2.356 obras, entre pinturas, dibujos, esculturas, cerámicas, tapices, porcelanas, instrumentos musicales y otros objetos, con referencias precisas sobre su origen, el lugar del que fueron sustraídos y su trayectoria posterior, en los pocos casos en que ésta es conocida.

Artistas

Figuran en él muchos de los principales nombres del arte italiano de los siglos XIII a XVII, como Pisano, Lorenzetti, Martini, Ghirlandaio, Mantegna, Andrea, Luca y Giovanni della Robbia, Sofonisba Anguissola, Federico Barocci, Jacopo Bassano, Paris Bordon, El Bronzino, Cima di Conegliano, Correggio, Dosso Dossi, Lavinia Fontana, Giampietrino, Bernardino Luini, Moroni, Parmigianino, Schiavone, Tintoretto, Vasafi, Veronese, Rafael, Giambologna, Domenichino, Luca Giordano, Jacopo Palma il Giovane, Pietro da Cortona, Guido Reni, Schedoni, Satanzione, Bernardo Strozzi o Anibale Carracci.En definitiva, un gran museo de primer orden, que incluiría, además, obra de Hans Mending, Lucas Cranach, El Greco, Durero, Van Dyck, Ribera, Murillo, Zurbarán, Poussin o Rubens, si los cuadros fueran recuperados.

En su mayoría, tienen domicilio desconocido, y los pocos localizados se encuentran a buen recaudo, en museos e instituciones que no los soltarán fácilmente. Así, una Madonna con niño de Titoretto salida ilegalmente de Italia en 1941 y adquirida en el mercado inglés por Max Rothschild, está en el Museo Narodni de Belgrado. La Parábola del sembrador, de Jacopo Bassano, que los nazis se llevaron de la Embajada de Italia en Varsovia, se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Springfield .

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