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FRENAZO A LAS POLÍTICAS A FAVOR DE LA MUJER

El feminismo español considera un drama la decisión de Luxemburgo

"Deberíamos cuestionar la legitimidad de un órgano sin mujeres", dice Alberdi

Gabriela Cañas

La sentencia de Luxemburgo cayó como una bomba entre las feministas españolas, que la calificaron de "insólita" y de dramática para la lucha por la igualdad de oportunidades. La sentencia, según diversas, fuentes, contradice la línea de actuación europea, que ha logrado que sean las mujeres de esta parte del planeta las que más altas cotas han conseguido. Una de las voces más críticas fue la de la ministra de Asuntos Sociales Cristina Alberdi. "Llegados a este punto", dijo, "tenemos que empezar a plantear si realmente tiene legitimidad un órgano como el del Tribunal de Luxemburgo donde no hay mujeres".

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El dato de que sea un tribunal sólo formado por hombres demuestra la "desfachatez" de ciertas decisiones, en visión de la directora del Instituto, de la Mujer Marina Subirats. "Aquí sí que se puede decir que a las pruebas me rernito", dice Subirats. "Ya desde la democracia griega es sabido que la igualdad absoluta produce desigualdad. Y la realidad demuestra que las mujeres estamos muy lejos todavía de conseguirla. Las medidas de discriminación positiva deben ser sólo temporales, en tanto en cuanto sigamos estando muy lejos de la paridad".Carlota Bustelo, que fue la primera directora del Instituto, se mostró realmente sorprendida por la sentencia. "Antes de pronunciarme debo conocer a fondo la sentencia", dijo ayer. "Me extraña mucho que se diga que hay incompantibilidad con la legislación comunitaria cuando los países de la UE han ratificado la Convención de Eliminación de Todas las Formas de Discriminación de la Mujer, que aconsejan medidas de discriminación positiva temporales. Nuestra Constitución también recoge en el artículo 9.2 este asunto y ha habido muchas sentencias del Constitucional en las que se ha asumido que se puede tratar de forma desigual a los que no son iguales para favorecer la igualdad".

"Falta de sensibilidad"

"Me parece increíble que después de todo el trabajo que se ha realizado en este campo venga ahora un tribunal a cargárselo todo", decía Cristina Alberdi. "No hay derecho a que un tribunal muestre esta falta de sensibilidad y de información sobre los problemas de las mujeres. Es disparatado".

Empar Pineda, de la Asamblea Feminista de Madrid, asegura no ser muy partidaria de las cuotas y, sin embargo, también es contraria a la sentencia. "Me parece increíble. Ese tipo de normas es lo mínimo que se puede pedir. La discriminación positiva no consiste en regalar nada a las mujeres, y negar las cuotas a esta altura del siglo es insólito".

"La sentencia hace una interpretación de la situación que no se corresponde con la realidad de millones de mujeres en el ámbito europeo", dijo ayer Patrocinio Las Heras, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas. "Las cuotas no son un tratamiento preferencial en favor de las mujeres, sino una exigencia desde la realidad social, que es igualitaria en porcentaje de mujeres y hombres, frente a la realidad del poder, del empleo y de otros ámbitos que son discriminatorios para la mujer".

Esta organización, que recordó los esclarecedores datos señalados en la Conferencia sobre la Mujer de Pekín, puso también en, cuestión la legitimidad del Tribunal europeo por no tener en su seno a ninguna mujer.

"Reconozco que la discriminación positiva desde el punto de vista estricto y formal es muy controvertido", dice Subirats. "Pero hay que trascender de lo puramente formal y observar la igualdad real de nuestra sociedad. En la carrera no todos partimos todavía con las mismas zapatillas para correr y estamos muy lejos de la igualdad y tiene que haber elementos que contrarresten esos prejuicios a veces in conscientes. Estar en. contra de las cuotas es estar también en contra de las políticas positivas de todos los colectivos en dificultades. La sentencia se ha acogido a la letra de la ley y no al espíritu de la ley".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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