El calambre del escribiente
Violinistas, pianistas, trompetistas, escritores, todos ellos son susceptibles de padecer algún tipo de distonía de las denominadas espasmos profesionales. Quizá el caso más conocido sea el del calambre del escribiente, una contracción anormal del brazo y la mano que se produce al escribir y provoca posturas peculiares de los dedos. Notarios ' periodistas y empleados de banca son sus víctimas potenciales. Esté tipo de distonía hace imposible la escritura normal aunque no impide otras tareas. Para vencer el problema, la persona afectada sujeta la pluma como si fuera un puñal y rara vez consigue redactar algo legible. En estos casos, la toxina butolínica garantiza un 60% de éxito.También es útil en otro tipo de problemas, como la disfonía espasmódica, que afecta a las cuerdas vocales y dificulta el habla (los locutores la sufren a menudó), o el síndrome de Meige, que combina el parpadeo constante con la apertura y el cierre de la mandíbula. Se dice que existe un componente genético e. in-cluso los traumas y los golpes como origen frecuente.
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