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El PP y la educación

El Ayuntamiento de Valencia, gobernado por el Partido Popular, lleva desde 1991 entregando un cheque escolar a familias necesitadas para que lo empleen en guarderías y escuelas infantiles. ¿Lo sabían ustedes? Pues yo no, y soy del gremio.Es instructivo comparar las campañas de los partidos políticos con las de un fabricante que se prepara para lanzar una nueva gama de refrescos. Los políticos se contentan con distribuir un catálogo genérico cada cuatro años, prometen satisfacción al consumidor sobre la cabeza de su líder y rezan a Dios para que el brebaje de su competidor, haya resultado venenoso. Lo revolucionario se aplica después de haber prometido lo contrario en la campaña electoral.

La influencia del Estado en la educación es decisiva, y la educación es la inversión más importante que puedan realizar las naciones, las familias, los individuos. Para evitar errores de graves consecuencias sería conveniente animar largos debates y, aprovechando la variedad municipal y autonómica de nuestro país, empezar por experimentos parciales.

Saludo pues con alegría una reciente publicación de la Fundación FAES titulada La libertad de elección en educación, cuyas 322 páginas se deben a la tecla de Francisco López Rupérez. Como en la FAES las futuras publicaciones se discuten en Seminario y la FAES se mueve en la órbita del PP, pues la tomo como un prospecto de lo que quieren que el público les compre.

El libro parte de una amplia observación de las políticas, de los países de la OCDE respecto de la libre elección de escuela e induce tres objetivos mayores y uno adicional de este tipo de política: a) reconocer el derecho de los padres a elegir libremente la educación que consideren más adecuada para el desarrollo intelectual y moral de sus hijos; b) estimular la diversificación de la oferta pedagógica; c) promover la mejora de la calidad de los centros con mecanismo de tipo mercado. El objetivo adicional en países de profundas convicciones religiosas es, d) asegurar la oferta de enseñanza de carácter confesional.

No se pone en duda la obligación de las autoridades públicas de ayudar en la financiación de la educación de los jóvenes, especialmente en el tramo básico que, dice nuestra Constitución, es obligatorio y gratuito. Pero, de acuerdo con el objetivo c) de acercar la oferta de enseñanza a lo que sería si se entregara plenamente al mercado, la mejor forma de prestar ayuda económica pública es que el dinero siga al alumno. Los demandantes llevan así su dinero al centró que "consideren más adecuado para la formación intelectual y moral de sus hijos" y los enseñantes habrán de complacer a su público.No me digan que los faltos de educación no tienen los conocimientos bastantes para elegir colegio para su prole: nadie aprecia mas la educación y las oportunidades que abre ante los jóvenes que quienes han carecido de ella. En todo caso se notará una desviación de las materias hacia las que sirven para encontrar un empleo.

Hasta aquí, el prospecto del PP. ¿Qué tal la muestra comercial? Pues saludo con más alegría aún el que el Ayuntamiento de Valencia haya apartado 500 millones de pesetas para dar a las familias más necesitadas 10 cheques escolares de hasta 13.000 pesetas durante 10 meses, para que lleven a sus hijos a la escuela infantil que mejor les parezca.

Si el cheque escolar se aplicara a la enseñanza obligatoria en alguna Comunidad Autónoma, en vez de sólo a la voluntaria como en Valencia, la dimensión redistributiva perdería importancia frente al efecto de eficiencia: la competencia haría que se redujera en los costes y se adecuara la oferta de los centros a los deseos de las familias.

Imagínense lo que iba a pasar en Cataluña con la educación infantil y primaria exclusivamente en catalán. Verían la que se armaba en cuanto empezaran los padres a votar con su dinero por escuelas infantiles en las que se enseñara también el castellano...

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