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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Patético Marlon Brando

Francis Ford Coppola no sólo es conocido por sus brillantes trabajos como director, sino también por su habilidad como productor a través de su marca American Zoetrope. Tanto de sus propias películas como de algunas ajenas, por ejemplo las de los debutantes George Lucas, THX 1138 (1970), o Carrol Ballard, El corcel negro (1979), o, a otro nivel, El hombre de Chinatown (1982), del veterano Win Wenders.En un principio, el interés de Don Juan de Marco reside en ser una producción de Coppola escrita y dirigida por el debutante realizador y poco conocido guionista Jeremy Leven. Además de plantear en clave moderna una nueva versión del mito de Don Juan, encarnado en esta ocasión por el cada vez más famoso Johnny Depp, así como de enfrentarle con el gran actor Marlon Brando.

Don Juan de Marco

Director y guionista: Jererny Leven. Fotografía: Ralf Bode. Música: Michael Kamen. Estados Unidos, 1995. Intérpretes: Johnny Depp, Marlon Brando, Faye Dunaway, Rachel Ticotin, Bob Dishey. Estreno en Madrid: Rialto, Paz, La Vaguada, Duplex, Parque Sur, Ideal (versión original subtitulada).

Sin embargo, una tras otra van hundiéndose las diferentes expectativas. El debutante Jeremy Leven carece de fuerza como guionista y realizador. No tiene el menor atractivo su versión del clásico personaje de Don Juan, convertido en un lunático que se sitúa más cerca del bandido generoso El Zorro que del burlador de Sevilla. Y no es nada convincente el enfrentamiento entre Johnny Depp y Marlon Brando, entre un romántico paciente y el psicoanalista al borde de la jubilación que se deja seducir por su fe ciega en el amor.

Enfrentamiento

Narrada a través de una sucesión de, vueltas hacia atrás desde el punto de vista del joven conquistador, Don Juan de Marco plantea un enfrentamiento entre un irreal mundo mexicano, de estudio de Hollywood de los años cuarenta, y la dura realidad cotidiana, pero sin sacar el menor provecho. De manera que resulta aburrida, larga y sin interés, pero sobre todo alcanza el patetismo cuando se comprueba lo bajo que ha caído un gran actor como Marlon Brando, por ejemplo en la escena final, donde da unos torpes pasos de baile en una playa con Faye Dunaway.Demasiado lejos quedan los tiempos en que de la mano del mismo Francis Ford Coppola rueda El padrino (1972) o Apocalypse now (1979) o la mítica El último tango en París (1972), de Bernardo Bertolucci, y nada tiene que ver con el Marlon Brando que Elia Kazan convierte en estrella en Un tranvía llamado deseo (1951), ¡Viva Zapata! (1952) y La ley del silencio (1954). No por haber dejado de ser un buen actor, sino por aceptar papeles como éste, donde nada puede hacer con su siempre poderosa voz, su indiscutible genio interpretativo y el peculiar físico que ha adquirido al cabo de los años.

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