Cine con un solo nombre
No queda más remedio que felicitar al Tribunal de la Competencia por la sagacidad de sus miembros y de sus decisiones. Gracias a su última propuesta nos vamos a acercar un poquito más a lo peor de la casa europea. Una casa donde el cine tiene un nombre, uno sólo: USA (así, con las siglas en yanqui, para más delito). Dentro de poco seremos como esos países tan civilizados que hacen una película al año (más o menos) y la estrenan dos o tres años después en un cine de barrio (cuando la estrenan). Sólo hay que mirar la cartelera de nuestros vecinos: Tom Hanks, Mel Gibson y mucho Disney. Hay muchos detalles que corroboran lo que digo. Cogiendo como ejemplo la película Tierra y libertad, del director británico Ken Loach, veremos que cuando aquí en España ya se piensa en su lanzamiento videográfico, allí, en su país, se estrena hoy (y eso que esta vez ha tenido suerte e incluso se la estrenan).Demuestran, los miembros del tribunal, su inteligencia una vez más cuando hablan de cuota de escena. No tienen en cuenta que a nadie le importaría ver una integral de las obras de Shakespeare, pero ¿quién, en su sano juicio, soporta la filmografía completa de Stallone mientras se pudren joyas españolas en un cajón? El problema radica en la calidad y no en la cantidad. Las cuotas no serían necesarias si el cine norteamericano no fuese (por lo general) fascista, machista, egocéntrico, aburrido e imperialista.
Dan la puntilla los genios del tribunal diciendo que no se debe ayudar al cine porque no se ayuda a otros sectores. Ésta es, sin duda, la salida perfecta para solucionar nuestra economía y nuestra cultura: en vez de apoyar algo, no apoyemos nada; así, algún día aparecerá nuestro presidente con una gorra con orejas de Mickey y cantando la cursilada de América América, que será el himno de todas las pantallas de nuestro querido, pero maltratado, país.-
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